La Feria del Libro a través de algunos de los mejores libros de cuentos
Para no perdernos en el delicioso mar de papel que desde este fin de semana se despliega en el Retiro madrileño con la Feria del Libro, os dejamos aquí un puñado de recomendaciones de volúmenes de relatos cortos, donde últimamente se refugia buena parte de la literatura más arriesgada e imaginativa. De Clarice Lispector y Edgar Neville, a José Ovejero y Elvira Navarro. De Jon Bilbao y Kike Parra a Clara Obligado y Djuna Barnes. ¡Feliz Feria!
Se ha hablado mucho estos días del final de la Champions y de la inversión millonaria que ha habido que hacer para evitar que los hoolingans británicos siembren el terror en Madrid. Cuando escribo estas líneas, aún no sé quién habrá ganado (la verdad es que no me interesa lo más mínimo) ni si la policía habrá podido controlar a estos violentos y a su matonismo callejero que nada tiene que ver con el deporte. Pero este fin de semana, también en Madrid, el Retiro acoge una nueva edición de la Feria del Libro, de la que no se ha hablado tanto en los medios.
Coincide siempre la Feria con el final de la primavera, que a veces se alarga (no es raro que llueva). La Feria sella el fin de curso, que empezamos a mirar ya con cierta nostalgia anticipada. Hay quien la cuestiona, la Feria, porque considera que tiene una vertiente demasiado comercial. Es cierto que quienes suelen triunfar son las grandes firmas, los famosos, los cocineros, los influencers o los youtubers. Pero no es menos cierto que sigue siendo un buen momento para el encuentro entre escritores y lectores, y para que las librerías y editoriales hagan algo de caja, que no está nada mal si tenemos en cuenta las difíciles condiciones con las que trabaja el sector del libro (la cultura en general), aquejado de múltiples debilidades, desde la piratería, la dejadez institucional y unos ciudadanos poco dados a leer, para qué nos vamos a engañar. Toda ayuda, si además es festiva como lo es la Feria, bienvenida sea.
Lectores. ¿Cómo deberían ser los lectores ideales?, se preguntaba Nabokov. “Creo que una buena fórmula para comprobar la calidad de una novela es, en el fondo, una combinación de precisión poética y de intuición científica. Para gozar de esa magia, el lector inteligente lee el libro genial no tanto con el corazón, no tanto con el cerebro, sino más bien con la espina dorsal”, escribió el autor de Lolita. Con los años y en gran parte debido a las imposiciones del mercado editorial, creo que esos lectores inteligentes de los que hablaba Nabokov, lectores activos a fin de cuentas, se han ido trasladando cada vez más de la novela al cuento, un género donde se permite a nivel editorial una mayor experimentación, una búsqueda literaria que ahora no se da tanto en la novela (y hablo en términos exclusivamente editoriales), salvo excepciones memorables. Una de estas excepciones son, por ejemplo, el caso de Cartarescu con Solenoide, en la editorial Impedimenta, Necrosfera de César Martín en Baile del Sol, o 8.38 de Luis Rodríguez en Candaya.
Los libros de cuentos, decía, necesitan de lectores activos, dispuestos a completar en su imaginación las historias que leen. Creo que los talleres y escuelas de escritores han contribuido en gran medida a formar a esos lectores exquisitos. En los últimos años, además, ha habido también una apuesta editorial (sobre todo de pequeñas y medianas editoriales) por este género. La Feria del Libro puede ser una buena oportunidad para acercarse a estos libros. Encontraremos desde la reedición de algunos clásicos a obras de autores en activo más o menos conocidos, siempre dentro del espacio minoritario que sigue ocupando el cuento. Aquí va una pequeña lista de libros de relatos recomendados y relativamente recientes (en el mundo del libro un mes es ya una eternidad), que no pretende ser exhaustiva ni mucho menos. Las carencias se deben más al lector que escribe estas líneas que a las virtudes (o no) de los libros ausentes.
De entre las reediciones de los clásicos, destacaría sin ninguna duda Todos los cuentos (Siruela), de Clarice Lispector, maestra del género y cuya influencia no para de crecer con los años. Conocido sobre todo como cineasta, Edgar Neville se dedicó con pasión desde el comienzo de su carrera literaria al cuento. La acidez y mordacidad de sus relatos podemos leerlos ahora en el volumen que ha publicado Reino de Cordelia, Cuentos completos. Y relatos rescatados, con una edición a cargo de José María Goicoechea. A Djuna Barnes la leímos gracias a su novela El bosque de la noche, alabada por Joyce. La navaja suiza publica ahora Paprika Johnson y otros relatos, donde podemos disfrutar de nuevo de la brillantez de su prosa. Edith Wharton no solo fue una gran novelista a la altura de Henry James (a quien siempre consideró su maestro y a quien llegó a ayudar económicamente sin que el autor de Otra vuelta de tuerca lo supiera), sino también una gran cuentista. Sus Cuentos completos (Páginas de Espuma), con prólogo de Clara Obligado, pueden ser una deliciosa lectura para el verano.
Clara Obligado acaba de publicar además obra propia, un nuevo y esperado libro de cuentos, La biblioteca del agua, en el que se nos habla de la construcción de una ciudad, de la memoria y de literatura. El mundo cotidiano y el papel de los sentimientos, vistos con humor, un humor ácido que a veces nos lleva al absurdo y al extrañamiento, recorren los relatos de Mundo extraño, de José Ovejero. Con este libro el autor madrileño ganó el último Premio Setenil. El mundo puede ser extraño, sí, pero también maravilloso. Es lo que nos desvela Lola López Mondéjar en Qué mundo tan maravilloso, una colección de cuentos que ahonda en la responsabilidad de quienes dejan ahora a sus hijos un mundo en peores condiciones del que heredaron, con la amenaza del cambio climático y un turismo depredador. Todo depende, además, del lugar donde se ha nacido. La realidad puede ser muy cruel, como la que viven los personajes que transitan por Pelea de gallos, de la escritora ecuatoriana María Fernanda Ampuero.
A partir de una saga familiar, Carola Aikin nos devuelve una mirada lúcida y lírica hacia el presente en Las primaveras de Verónica. La realidad más “terrorífica” nos la ofrece muchas veces la literatura fantástica, como los cuentos de Invasión, de David Roas. Todos estos libros han sido publicados por Páginas de Espuma, editorial especializa en el género. Acaba de sacar, además, Micropedia (la reunión de sus relatos en cuatro libros), el proyecto más ambicioso del escritor Ignacio Padilla, muerto prematuramente en un accidente de coche y considerado como uno de los narradores de la generación posterior al Boom.
También murió antes de tiempo, aunque por otras razones, el escritor soriano Avelino Hernández. Su libro Mientras cenan con nosotros (Candaya) es realmente sorprendente. Pequeñas historias hilvanadas como un manojo de cerezas, unas te llevan a otras para hablarnos de la belleza de la vida, de la amistad y, por encima de todo, del poder redentor de la literatura. Aitor Romero Ortega reúne en Fantasmas de la ciudad, en la misma editorial, una colección de relatos que giran en torno al paisaje urbano, con Barcelona como gran protagonista, en el que se mezclan personajes reales con otros ficticios que tratan de reconstruir su vida en una especie de tour de force.
En Cuestión de tiempo (Menoscuarto), Carmen Peire construye un sólido libro de relatos en torno a la búsqueda de la identidad y un lugar en el mundo que nos acoja y nos proteja de la crueldad de los otros. También nos hablan de la extrañeza de vivir los once cuentos de La isla de los conejos, de Elvira Navarro, que publica Random House. Una atmósfera perturbadora e inquietante, como si algo fuera a pasar en cualquier momento, acechan a los personajes de este libro en el que Navarro regresa a las periferias de la existencia. Entre el cuento, la reflexión, el relato y la autobiografía se mueven las piezas que integran Cien centavos, de César Martín, otro autor muerto prematuramente (¿cuándo es el tiempo óptimo para morir?). Martín despliega en estos cuentos humor, humanidad y una sabiduría literaria envidiable, ajena a modas, grupos o capillas.
La familia y sus límites, la tensión entre el deseo y la realidad, el peaje que estamos dispuestos a pagar por cumplir nuestros sueños, son algunos de los temas que hilvanan Estrómboli, de Jon Bilbao, y que publica Impedimenta. Precisamente este autor asturiano es el prologuista de Ninguna mujer ha pisado la luna (Relee), de Kike Parra, ocho cuentos que exploran la vida cotidiana en torno a personajes que podríamos ser cualquiera de nosotros, con sus miserias y grandezas, vistos siempre con una impecable humanidad. La editorial Relee ha publicado también el primer libro de cuentos de Almudena Ballester, Normas de inseguridad, y de María José Beltrán, Lo llamaré frontera.
Uno más: en Toletis y Claudia (MadLibro), Rafa Ruiz continúa las aventuras de “realismo mágico-ecológico”, como lo define el propio autor, que rodean a Toletis, un niño que vive en un pequeño pueblo del norte de España. El mundo de la infancia, la memoria, la amistad y un inmenso amor a la naturaleza y lo que supone su degradación, narrados con un lirismo contenido y cercano. Apto y recomendable para todas las edades.
Comentarios
Por carola, el 08 agosto 2019
Muchísimas gracias Javier… qué honor que me nombres… un abrazo