Libros verdes para celebrar el Día de la Tierra y el Día del Libro

Portadas de tres volúmenes de la editorial GG.

Hoy, 22 de abril, es el Día de la Tierra. Y mañana día 23, el Día del Libro. Qué maravillosa conjunción de días mundiales. Para celebrarlo, nos detenemos hoy en editoriales que prestan especial atención a la naturaleza y la crisis ecosocial que supone el gran reto actual para la Humanidad. Sellos como Errata Naturae, Los Libros de la Catarata, Plaza & Valdés, Ariel, Capitan Swing, Nórdica o Impedimenta… Afortunadamente, cada vez más y cada vez más libros verdes. Hoy os los traemos de la mano de nuestro experto en ‘liternatura’, Javier Morales, y de Ecovidrio en ‘El Asombrario Recicla’.

El filósofo y poeta Jorge Riechmann suele referirse a la centuria que vivimos como el Siglo de la Gran Prueba. Los humanos deberemos mostrar si en verdad tenemos algo de sapiens y podemos revertir la crisis ecosocial que amenaza nuestra supervivencia y la de otras especies, al menos los peores escenarios, o esta calificación nos queda grande, como parece demostrar la historia y el día a día. El tiempo se acaba, nos han advertido el propio Riechmann y otros científicos, ahora procesados por una acción pacífica frente al Congreso para reclamar medidas urgentes a los políticos frente al cambio climático. Aunque las palabras no vayan en consonancia después con los hechos, la mayoría de los ciudadanos parece apoyar bastantes de esas medidas.

En este contexto se entiende la eclosión de libros en torno a la naturaleza. Editoriales, autores y lectores confluyen en las páginas de libros que abordan la crisis ecológica y sus alrededores, a veces desde un punto de vista más crítico, otras más divulgativo.  “¿Ecopoesía? Llegáis / treinta años tarde, / o quizás medio siglo. Ojalá / fuese este el momento / de la ecopoesía”, se preguntaba Riechmann en el poemario En el fondo del valle ha muerto Jorge Riechmann (Baile del Sol). Podría ser una de las ideas sobre la que bascula su libro más reciente, Ecologismo y presente (con un par de ideas sobre el futuro) en Los Libros de la Catarata, una de las editoriales más veteranas en los temas ambientales. El poeta y profesor madrileño traza una visión personal de la historia del ecologismo y plantea posibilidades de acción. Responde Riechmann al perfil de filósofo que pedían Marx o Thoreau, dos autores con los que creo que se siente  a gusto, con un pensamiento que camina por las calles y sale de las aulas. En este ensayo se lamenta, sin resignación, de que no hayamos aprendido nada de los “viejos” ecologistas, como Rachel Carson, Gary Snyder, Barry Commoner o Manuel Sacristán, de la ecología profunda, de quienes nos alertaron en los 60 y 70 de la crisis ambiental y de lo que podíamos haber hecho para evitarlo.

No somos conscientes de la suerte que tenemos de habitar en Gaia. Y para recordárnoslo os recomiendo la lectura de Pertenecemos a Gaia, de James Lovelock, publicado por GG, editorial que también publica a otro grande en la manera de entender el entorno y el mundo vegetal, Gilles Clément. El científico británico es el artífice de la hipótesis Gaia, luego teoría Gaia, que viene a decir que la Tierra es un sistema autorregulado, un planeta vivo. Vendría a ser algo así como un camello, dice el químico y ambientalista en este librito inspirador en el que Lovelock revisa su teoría y la adapta a la extralimitación que vivimos en el presente. “El concepto de Gaia constituye para mí la base esencial de todo ecologismo que quiera ser coherente y práctico; refuta la arraigada visión de que la Tierra es una propiedad inmobiliaria, una suerte de gigantesca hacienda que está ahí para ser explotada en beneficio de la humanidad”.

Que haya cada vez más interés por los libros de naturaleza es sin duda una buena señal. Los libros pueden servir como luciérnagas que nos indiquen un camino en un mundo cada vez más oscuro. Verónica Vicente, editora de Capitán Swing https://capitanswing.com/ , apunta: “Nacimos hace 14 años, y nuestro interés por los textos de temática naturalista, ecologista y nature writing viene desde entonces; desde los comienzos del sello ya entendíamos que tenía interés abordar cuestiones vinculadas con el medioambiente y el movimiento ecologista, en su versión activista, pero también teórica y académica, y cómo estas lecturas podían tener un impacto en la política desde la calle y desde el lobby en los movimientos sociales.  No obstante, el auge del interés social y del público en general seguramente procede del empeoramiento en la cuestión climática”. Entre los últimos títulos de esta editorial madrileña, que cuenta con un gran fondo dedicado a la temática ecosocial, destacan La caída del cielo, de Davi Kopenawa y Bruce Albert, las palabras de un chamán yanomami; el delicioso y original Reserva de musgo, de Robin Wall Kimmerer, una historia natural de los musgos; y la impactante investigación (un golpe a nuestras conciencias) de Cobalto rojo, de  Siddarth Kara, que nos hace mirar de otra manera el teléfono móvil (próximamente, reseña en El Asombrario).

Coincide en el diagnóstico Rubén Hernández, director de Errata Naturae  , editorial que trata de llevar a la práctica lo que plantea en los libros que publica, desde el número de títulos al proceso de elaboración. “Supongo que hay varias razones para esta proliferación de libros en torno a la naturaleza, pero la más obvia es que la humanidad se enfrenta hoy en día a la crisis global más amplia y con mayores consecuencias potenciales para nuestra especie que hemos vivido nunca: el cambio climático. Es lógico, por tanto, que ya sea de modo consciente o inconsciente, la sociedad sienta un interés mayor y progresivo por la naturaleza, pues nuestra supervivencia dependerá del hecho de entender y transformar nuestra relación con ésta”, asegura. Entre los últimos títulos de Errata apúntense Insurrección animal, historias extraordinarias de rebelión y resistencia de los animales en la era del capitalismo global, un amplio relato de cómo los animales se rebelan contra el sistema neoliberal; Ice Walker, de James Raffan, la biografía de una osa polar en el frágil corazón del Ártico; o La guerra de las baterías, de Lukasz Bednarski, la batalla geopolítica por el control de las minas de litio y el dominio de la nueva revolución energética y el capitalismo del siglo XXI.

Pero la eterna pregunta es si puede la literatura contribuir a cambiar el grave momento que vivimos. “Nosotros estamos convencidos de que un libro puede cambiar la vida de una persona, generar un despertar de la conciencia sobre el cual pueda sostenerse una forma distinta de vivir y de relacionarse con lo que nos rodea y los que nos rodean. Y, por supuesto, como ha demostrado la historia en innumerables ocasiones, la acción consciente, decidida y continuada de una persona puede dar lugar a una cadena de transformaciones sociales. De modo que nunca se sabe, es posible que un libro prenda la mecha de un gran cambio”, apunta Rubén Hernández.

En Capitán Swing también lo tienen claro. “Nosotras pensamos que sí. Leer forma parte de nuestra militancia editorial. Tomar consciencia de la gravedad del momento y de la situación, aprender, desaprender, actualizarse, informarse, cuestionarse, analizar, pensar alternativas posibles que nos ayuden a imaginar futuros alternativos al desastre. Todo esto es necesario para afrontar una crisis ecosocial como la que experimentamos en la actualidad. Si no imaginamos otro modo de vivir, difícilmente podremos acercarnos a él. La literatura, los libros, la cultura en general, son una herramienta más para que la sociedad participe activamente y cumpla su papel de lobby frente a la clase política”, tercia Verónica Vicente. “Nuestra editorial siempre intenta enfocarse en trabajos que nos ayuden a entender de forma analítica problemas actuales complejos que definen nuestra realidad, no solo global, sino también la más inmediata”, señala.

Una idea que acogen también Marcos de Miguel, de Plaza y Valdés, y Diego Moreno, de Nórdica.

“Creo que ya lo está haciendo. Es un hecho. Conozco a muchas personas que confiesan haber comprendido la gravedad de esta crisis ecosocial gracias a la lectura de un libro. Son muchos los autores y autoras que explican qué es lo prioritario, lo más urgente, y por qué. La literatura, sea de ficción o no ficción, enseña a mirar de otra manera, a vivir de otra manera. Y eso es precisamente lo que tenemos que hacer, al menos lo que esté en nuestras manos. Además, los libros también nos ayudan a empatizar, a ponernos en el lugar del otro y, dado que ya estamos sufriendo las consecuencias de esta crisis en la que estamos inmersos, el clic llega al entender que nos va la vida en ello. Unas personas lo están sufriendo más directamente que otras, pero lo que tenemos que tener claro es que estamos todos en el mismo barco. Si se hunde, nadie se salva”, afirma Marcos de Miguel, de Plaza y Valdés. Entre los títulos recientes de esta editorial de ensayo, con una sólida mirada hacia el antiespecismo, podríamos destacar Necesidades ante la crisis ecosocial. Pensar la vida buena en el Antropoceno, de Carmen Madorrán Ayera, con propuestas para un futuro mejor; La zarigüeya de Schrödinger. Cómo viven y entienden la muerte los animales, un divertido y riguroso ensayo de Susana Monsó; y la reedición del que ya se ha convertido en un clásico, ¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas?, de Melanie Joy.

Diego Moreno, de Nórdica, sostiene que la literatura es un reflejo de asuntos que están en la agenda de las sociedades.  “Al mismo tiempo permite llegar a lectores diversos, con intereses que no solo tienen que ver con el ensayo, propiciando una necesaria reflexión. Desgraciadamente, el papel de los lectores/ciudadanos es limitado en un momento en el que las decisiones que se necesitan implican a gobiernos y corporaciones”. Aunque Nórdica no está especializada en ensayo ni en literatura de la naturaleza, sí que cuenta con un fondo cada vez más sugerente de títulos. Entre los últimos, El camino a Rainy Mountain, de Scott Momady, sobre los indios kiowas norteamericanos; El valor del agua, de Julio Llamazares, con ilustraciones de Antonio Santos; o El cuento animado. Antología de relatos con animal , que reúne clásicos de la literatura en el que los animales son personajes.

Algo parecido a lo que le ocurre a Impedimenta, sin estar especializada en ensayo, tiene una mirada puesta en este género y especialmente en la literatura de naturaleza. Entre los títulos más recientes no dejéis de leer Diarios del bosque. Una vida entre árboles, de Roger Deakin, de quien Impedimenta había publicado antes Diarios del agua, una hermosa narración inspirada en el relato El nadador, de John Cheever. Un libro muy en la línea de lo que Gabi Martínez llama liternatura, quien, por cierto, acaba de publicar Buda en Seix Barral, una crónica vibrante sobre el Delta del Ebro, su biodiversidad, las relaciones de los humanos con el entorno en el que viven y la amenaza implacable del cambio climático.

Daniel Arregui ha publicado en Ariel los secretos de la flora, Lucía Triviño Las hojas del bosque. Un viaje por las humanidades ambientales y el devenir del ser humano, en esta misma editorial. David Jara Infraespecie. Del fin de la naturaleza al futuro salvaje en Alianza Editorial. La poeta María Negroni bucea en la representación de la naturaleza en La idea natural (Acantilado). La editorial segoviana La Uña Rota nos trae Jara Morta, de Ángela Segovia, un bello libro a mitad de camino entre la poesía y el diario de campo. Desde La Rioja, Pepitas publica La dispersión de las semillas, un libro inédito en castellano de Thoreau, un lujo para la legión de lectores del autor norteamericano en su versión más científica y como naturalista, actividad en la que destacó singularmente. Quizá uno de los primeros en leer a Thoreau en España fue Joaquín Araújo, referente de la literatura de naturaleza. Ediciones del Genal ha reunido ahora sus últimas columnas periodísticas, una buena manera de adentrarse en la obra de este escritor y campesino.

Me dirán que para leer hay que tener tiempo. Y es verdad. Pero vivimos con el reloj equivocado y nos está destruyendo, sostiene Jenny Odell en Reconquista tu tiempo (Ariel). La filósofa norteamericana nos ofrece modelos y ritos de vida inspirados en las culturas preindustriales, en el tiempo ecológico y geológico. Una idea que comparte, aunque desde otra perspectiva, la filósofa y profesora española María Novo en La sociedad de las prisas (Ediciones Obelisco), un libro breve, profundo, de deliciosa lectura, que señala las cadenas que nos atan en la sociedad moderna (el hiperconsumismo y la mercantilización del tiempo) y cómo, aun así, hay márgenes para vivir con más calma, a un ritmo más acorde a la naturaleza y a nuestro reloj interno. Es necesaria una Toma de tierra (Caniche Editorial), libro que recoge el pensamiento crítico y en acción de Yayo Herrero, y que propone un pacto social que involucre a las personas y a la naturaleza. Ternura, crítica, lucidez y coherencia se dan la mano en la obra de Herrero.

Pero esa toma de tierra será imposible sin la poesía. Varasek Ediciones, que ha publicado la obra del gran ecopoeta Gary Snyder, nos propone ahora una selección de Philip Lamantia, compañero de generación de Snyder, y Zen Bombardier, de Antonio Cordero Sanz. Al fin y al cabo, El mundo florece para ser escrito (La Oveja Roja), canta en este libro híbrido el poeta jardinero Gsús Bonilla: “Resisto / porque bajo las botas de la labor / –más abajo de mis alegres pasos– / vive una sociedad de raíces / solidaria con el malogrado suelo / que soporta el peso de mi insuficiencia”. Leer para florecer.

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