Mar Gómez: “Es imposible consumir de todo y al momento”

Mar Gómez, ‘mujer del tiempo’, en el Ártico.

La física Mar Gómez es hoy una de las voces que más difusión de sus mensajes ha logrado cuando se trata de hablar del cambio climático. De ‘mujer del tiempo’ en Telemadrid y Telecinco, a dar conferencias en Naciones Unidas, esta joven meteoróloga y gran divulgadora, hoy no solo dirige la web Eltiempo.es, sino que sus charlas TED tienen miles de visualizaciones y solo en la red X acumula más de 425.000 seguidores. Recientemente fue invitada al Congreso de los Diputados para hablar de la grave crisis a la que se enfrenta la vida en la Tierra, mientras los dirigentes del mundo buscan soluciones en una cumbre climática, la COP 28, que termina mañana, organizada en un país, Emiratos Árabes Unidos, presidido por un petrolero.

¿Cómo decidiste ser meteoróloga?

Ya desde muy pequeña me gustaba la naturaleza y mirar al universo. Quería ser astrofísica, pero cuando me matriculé en la universidad en Ciencias Físicas descubrí que me atraía más la física de la atmósfera terrestre. Luego, me presenté a hacer prácticas en Telecinco y después trabajé en Telemadrid, y me gustó dedicarme a la divulgación. Con internet, las redes sociales y los blogs, ahora hay nuevos canales, como Eltiempo.es, donde estoy, que es líder digital de esta información. Ahora se accede de forma más rápida y sencilla a las previsiones. También a la información científica, que a través de las redes trato de hacer llegar al público de una forma sencilla, pero rigurosa.

¿Cómo ha cambiado la información del tiempo en estos años?

Creo que los mensajes van calando y la sociedad empieza a tener claro que tiempo y clima no son lo mismo. También es más consciente del cambio climático, aunque aún falta más divulgación. En los últimos años, en la información meteorológica sí hay más menciones al cambio climático, pero es que lo estamos viviendo en nuestras carnes, y el público no quiere saber solo si mañana llueve o no, sino conocer cómo nos afecta ese fenómeno, si habrá más olas de calor o inundaciones.

¿Qué ha sido antes el huevo o la gallina: el mayor interés social en el cambio climático o que la información meteorológica ya lo incluya en sus noticias?

En este caso, creo que los meteorólogos identificaron el interés de un grupo social pequeño y empezaron a dar datos climáticos, de forma que ha contribuido a aumentar el interés, se ha abierto una puerta más a la concienciación general.

Hiciste hace cinco años una previsión para 2050 y comentabas recientemente que se ha cumplido en 2023. Con los datos de hoy, ¿cuál sería tu nueva predicción para dentro de 25 años?

Con la situación actual, que ya tenemos 1,2ºC por encima de la media preindustrial, vamos a llegar a un aumento de temperatura que difícilmente cumplirá el Acuerdo de París (no superar un máximo de 1,5ºC). No me gusta ser pesimista, aunque con más calentamiento global, España tendrá un verano sumido en una o dos olas de calor muy continuas y muy intensas, con temperatura que alcanzarán los 48ºC o 49ºC y muchas noches en las que será difícil dormir. Además, nos quedaremos sin otoño y primavera y las lluvias serán escasas, pero, cuando lleguen, lo harán de forma torrencial. Si no cortamos ya las emisiones de CO2, habrá una peor calidad del aire, aún más preocupante porque habrá más intensas calimas, y nuestra salud se verá afectada.

¿Cuál es el reto ambiental que más te preocupa?

No veo que la sociedad vaya a cumplir con los límites de emisiones que marcan los acuerdos por nuestra forma de vida y porque la financiación climática, que es crucial, falla. Mucha gente no puede cambiar ese estilo de vida, porque no tiene recursos para hacer su casa más eficiente o cambiar de coche y contaminar menos. Además, nos han acostumbrado a consumir de todo y al momento. Y eso es imposible. Veo una sociedad muy egoísta e individualista y hasta que no estemos con el agua al cuello, no va a cambiar. Hacerlo a tiempo es un reto complicado. Y es un asunto en el que todos debemos implicarnos: científicos, actores, escritores… Sin embargo, lo que vemos es que hacen cumbres climáticas en países petroleros, como Emiratos Árabes Unidos o Egipto, y los dirigentes de todo el mundo van allí en aviones privados a reunirse.

¿Qué te parece la economía circular, una de las opciones para cambiar el rumbo?

Sí, es una de las soluciones. Es evidente que hay que acabar con el ciclo de los residuos y hay que reciclar y reutilizar los materiales, pero también deben ponerse en marcha otras más drásticas, como son reducir el transporte contaminante, solucionar el tema energético y poner freno al tremendo consumo. No basta con decir que en la UE reducimos emisiones si resulta que deslocalizamos nuestras empresas y la producción nos llega de Asia. La atmósfera no tiene fronteras. Y los dirigentes políticos son los que tienen que tomar esas medidas, que para eso les elegimos.

¿Qué dirías a los negacionistas y a los retardistas, que aún no creen que la situación sea grave y confían en que la tecnología nos salvará?

Les hablaría del dinero que les va a costar no tomárselo en serio. En una charla en la ONU con dirigentes latinoamericanos sobre un tratado para proteger el Ártico, lo abordé desde este punto de vista económico. Muchos pensaban que no era un tema que les afectara porque estaba lejos, pero les hice ver que dañaría sus economías porque el aumento del nivel del mar impactaría en sus localidades costeras y les generaría pérdidas. Si es la forma de convencerles, hay que ponerlo en términos económicos.

¿Qué prácticas ambientales pones en marcha en tu día a día?

Desde luego, reciclar y usar al máximo el transporte público, aunque ahí reclamo una red mejor que la que hay, porque debiera ser más fácil utilizarlo que coger un coche, lo que no siempre es así. También compro muchas cosas de segunda mano, porque si algo ya está hecho y disponible, ¿para qué van a tener que producirlo de nuevo? Además, cuando viajo, trato de compensar la huella de carbono.

¿Un lugar al que regresar?

Elegiría una playa de Asturias y otra en Ibiza; eso sí, playas pequeñas, tranquilas, en la temporada en la que no hay gente. Ahí es donde busco la paz y el relax, mirando al mar y rodeada de naturaleza.

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