¿Por qué estamos recibiendo misteriosas señales de radio de otra galaxia?

Imagen de la Gran Nube de Magallanes. 9 de abril de 2008. Crédito: Yuri Beletsky (ESO).

La existencia de civilizaciones en los confines del Universo que aterrizan en nuestro planeta ha es una temática que nos fascina. Por ello, es un asunto abordado constantemente en el ámbito cinematográfico, literario y creativo. El Universo es tan grande que puede ofrecer muchas alternativas. Y, para muestra en un plano más realista, las investigaciones que se están desarrollando en diferentes centros de Astrofísica del mundo, que en los últimos años han arrojado resultados de gran calado. Uno de los últimos avances ha llegado desde un grupo de astrónomos de la Universidad de Western Sydney, en Australia, que han captado una “extraña señal de radio”, proveniente de NGC 2080, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia en espiral que, según estos científicos, presenta “similitudes con la Vía Láctea”.

El contacto con civilizaciones extraterrestres ha sido un argumento recurrente en la producción cultural de masas desde la noche de los tiempos. El libro ‘La Guerra de los Mundos’, escrito por H. G. Wells y publicado en 1898, es un claro ejemplo de ello. Se trata de una obra que se dramatizó por Orson Welles en 1938 –bajo el formato de serial radiofónico–, generando escenas de pánico social en Estados Unidos. Esta publicación se ha llevado además al cine varias veces, como en 1953 o en 2005. Esta última ocasión estuvo dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Cruise, Dakota Fanning y Justin Chatwin.

Aparte de esos filmes, se pueden relatar otros muchos ejemplos, como Alien: el octavo pasajero, dirigida por el cineasta británico Ridley Scott y estrenada en 1979; E.T., el extraterrestre, estrenada en 1982, comandada por Spielberg, escrita por Melissa Mathison y protagonizada por Henry Thomas; La invasión de los ultracuerpos, de 1978 e impulsada por Don Siegel; Encuentros en la tercera fase, de 1977 y capitaneada también por Spielberg; Independence Day, distribuida en 1996, de Roland Emmerich; o Mars Attacks!, de finales del mismo año y supervisada por Tim Burton, entre muchos otros casos.

La existencia de civilizaciones en los confines del Universo que aterrizan en nuestro planeta con objetivos diversos ha sido una temática que ha fascinado a la ciudadanía. Por ello, es un asunto abordado constantemente en el ámbito cinematográfico, literario y creativo. Y en casi todos estos casos, se presenta a los extraterrestres como humanoides o figuras fácilmente reconocibles por la audiencia. Sin embargo, la realidad es mucho más rica y compleja. El Universo es tan grande que puede ofrecer muchas alternativas. Y, para muestra, las investigaciones que se están implementando en diferentes centros especializados en astrofísica del mundo, que arrojan resultados de gran calado.

de los últimos avances ha corrido a cargo de un grupo de astrónomos de la Universidad de Western Sydney, en Australia, entre los que se integran Miroslav Filipovic y su ayud Uno ante Joel Balzan. Estos especialistas han captado una “extraña señal de radio”, proveniente de NGC 2080, una galaxia en espiral que, según los científicos implicados en la investigación, presenta “similitudes con la Vía Láctea”. Se trató de un descubrimiento que les llegó casi por sorpresa. “Los especialistas se encontraban investigando la presencia de un remanente de supernova en dicha galaxia, cuando se toparon con un pico mucho más poderoso de emisiones de radio, llamado J054149.24-641813.7, que parecía provenir a medio camino entre el centro y el borde exterior de la mencionada galaxia”, aseguran desde el centro universitario aludido.

Tras esta primera aproximación, los componentes del equipo científico quisieron profundizar en el hallazgo, debido a la potencia con la que la mencionada emisión se captó en la Tierra. Ante este anhelo, los investigadores se pusieron en contacto con Parkes Dish, un observatorio de radiotelescopio, ubicado a 20 kilómetros al norte de Parkes, en el Estado australiano de Nueva Gales del Sur. Pretendían indagar con más detalle este descubrimiento y, tras profundizar en dicha realidad, se dieron cuenta de que la señal únicamente se había detectado en frecuencias de radio, por lo que es muy poco probable que la fuente de la misma fuera una estrella u otro objeto dentro de nuestra galaxia. O, al menos, que se encontrase más cerca que la ubicación de la NGC 2082.

Además, se trata de una manifestación demasiado brillante para ser una supernova. Por tanto, descartaron esta posibilidad. Filipovic y Balzan también desestimaron que se constituyera como una hipernova, un tipo de supernova producida cuando astros muy masivos colapsan en un agujero negro. Estas eliminaciones “dejan la posibilidad de que la mencionada señal radiofónica no tenga nada que ver con NGC 2082 y, por consiguiente, sea algo mucho más distante, como un cuásar”, explican los investigadores.

Esta última realidad –el cuásar– se explica, entre otras perspectivas, como una fuente de energía que aparece en el agujero negro existente en el centro de una galaxia recién nacida. De cualquier manera, los cuásares se caracterizan por ser una fuente astronómica de energía electromagnética, que incluye radiofrecuencias y luz visible.

No obstante, determinar si la señal radiofónica descubierta por científicos de la Universidad de Western Sydney tiene como origen un cuásar o radiogalaxia será “casi imposible de determinar” a corto plazo. Algo que es debido a que “la NGC 2.082 bloqueará la mayoría de las frecuencias”. En cualquier caso, los científicos esperan seguir trabajando sobre la señal para determinar su origen y naturaleza.

A día de hoy, los últimos avances de la investigación sobre la descripción de la J054149.24-641813.7 han sido publicados en Astrophysics and Space Science, una revista científica bimestral revisada por pares que cubre temas como la astronomía, la astrofísica y la ciencia espacial. Fue establecida en 1968 y se encuentra publicada por Springer Science+Business Media. Desde 2020, el único editor en jefe es el profesor Elías Brinks.

De todos modos, y como se ha visto, la realidad astronómica dista mucho de la imagen que, de los supuestos extraterrestres, nos ha brindado la producción cultural de masas. Los hallazgos astronómicos nada tienen que ver con seres humanoides y de piel viscosa que llegan hasta la Tierra con aviesas intenciones. Lo más habitual es que se encuentren señales como la J054149.24-641813, cuyo origen y naturaleza concreta –actualmente– se ignora, aunque lo más probable es que haya sido generada por una génesis astronómica conocida. A pesar de ello, se debe continuar investigando, para poder profundizar en fenómenos como el analizado y, así, conocerlos con más detalle.

Mientras tanto, debemos proseguir devorando libros o películas. Eso sí, siendo conscientes de que pertenecen al género de la ciencia ficción, por lo que no podemos tomar sus contenidos como palabra de Dios. El papel de espectadores y lectores nos obliga a separar el grano de la paja y a no interpretar las producciones de Steven Spielberg o Tim Burton como si fueron fruto de la investigación astronómica. Se tratan de muy buenos filmes, pero fundamentados en relatos ficcionados, que se han de disfrutar como parte de nuestra cultura contemporánea.

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Comentarios

  • ¿Por qué recibimos misteriosas se...

    Por ¿Por qué recibimos misteriosas se..., el 10 abril 2024

    […] Uno de los últimos avances ha llegado desde un grupo de astrónomos de la Universidad de Western Sydney, en Australia, que han captado una “extraña señal de radio”, proveniente de NGC 2080, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia en espiral que, según estos científicos, presenta “similitudes con…  […]

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