Performances feministas en el Thyssen contra los retrocesos
Se acaba de presentar la cuarta edición del ciclo de performances y conferencias ‘Visión y presencia’ en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Su comisaria, Semíramis González, explica la importancia de mantener proyectos con mujeres artistas, desde los márgenes, hablando de violencias que les atraviesan en un momento de retroceso social como este.
La cuarta edición de ‘Visión y presencia’ ha arrancado este enero en el museo madrileño Thyssen-Bornemisza. Se trata de un encuentro con la performance, con mujeres artistas y con temáticas tan incómodas aún para muchos como la descolonización, el feminismo o el cambio climático. Un proyecto que habla desde las periferias que tan difícil tienen llegar a los museos estatales; por lo que la consolidación de Visión y presencia se celebra doblemente. Su comisaria, Semíramis González, sigue sorprendiendo cada año por las artistas invitadas, por sus propuestas y por el diálogo que se crea gracias a ocupar diferentes espacios del museo. “Una cosa importante que teníamos claro desde el principio es que el museo fuera el espacio vivo donde sucediera, no algo anecdótico”, explica a El Asombrario. Y continúa resaltando: “Estar en un museo nacional significa mucho para estas artistas: desde el punto de vista de la visibilidad para intentar conseguir la deseada sostenibilidad económica, hasta lo que dice al mundo que un museo así recoja estos discursos”.
No solo es rompedora la propuesta de Visión y presencia por introducir performances en una pinacoteca de corte más clásico, sino por hacerlo de una manera muy impactante. Estos espacios de los que habla la comisaria no son solo el hall de entrada o las salas de actividades. “Neyen Pailamilla desarrolló su performance jugando con el color salmón de las salas del Thyssen; desapareciendo en ese color, no estando presente en el museo”, comenta González, que destaca también la pieza que presentó la artista peruana Amapola Prada en las propias escaleras –hablando de los servicios de limpieza que hacen posible la actividad museística y que suele ser llevado a cabo por mujeres latinoamericanas– o Verónica Vides , que trabajó tres meses codo a codo con el jardinero del museo para su performance.
No solo las artistas aplican su idea a los espacios, sino también a las obras de la propia pinacoteca. Así lo destacó Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, en la presentación la pasada semana: “He descubierto que estar en un espacio como este ha excitado a las creadoras. Casi siempre las propuestas han involucrado la colección, ellas quieren actuar con las piezas, lo que enriquece enormemente al museo”. Un hecho muy importante para huir de los estereotipos o de la rigidez mental a la hora de interpretar las obras ya expuestas. “Esas mismas piezas que hemos visto en el paseo individual, de repente adquieren un matiz diferente”, comenta la comisaria a la hora de entender que el famoso ‘presentismo’ no hace referencia solo al actual, si no a la forma de interpretar las obras en cualquier época. “De las pinturas de Goya o del Gernika se puede hablar más allá de su momento; es lo que hace que tengan valor”.
Rojo descolonial
Obras reinterpretadas, como la pintura americana que “tiene muchos significados para las artistas, como la exotización que se producía”, en palabras de González, o el caso del origen de los pigmentos rojos de muchas de las pinturas de este museo. Sobre esto versó la primera performance de esta cuarta edición, a cargo de la artista mexicana Gloria Godínez y titulada Rojo descolonial en la pintura de Vincent van Gogh. Godínez pone el foco en cómo se consiguió el rojo de cuadros tan famosos. Se trata de la grana cochinilla o cochinilla del carmín, un insecto que se ha cultivado y ha tenido un gran impacto en la cultura y la economía de la sociedad. Una performance narrada en castellano y zapoteco que fue recibida por los asistentes contraponiéndose con el lujo y el estatus que este color otorgó en su día. Una visión colonial de la explotación de recursos que Godínez realiza gracias a la colección de pinturas del Museo Thyssen-Bornemisza y en colaboración con el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM).
La presidenta de este centro y consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina, quiso resaltar ‘Visión y presencia’ como una forma de incluir la periferia, quienes están en los bordes, una realidad que debe estar en el orden. “Una realidad cada vez más inclusiva y unos pensamientos que dan paso a un pensamiento que cambia la gestión cultural”, ha indicado. Visiones que no siempre están en el primer plano del mundo artístico es la que se ve en piezas como Another body, de la artista española Elisa Miralles, que se llevará a cabo en febrero, o Me ahogo en mi propio cuerpo, de Yola Balanga, de Angola, que podrá verse en marzo. La creación de un cuerpo colectivo que refleja las violencias que sufren los cuerpos de las mujeres o el efecto devastador de la migración, tanto para los cuerpos como para las emociones de las personas que tienen que hacerlo. Sobre esta presencia de discursos críticos y que denuncian realidades inasumibles, Eloísa Vaello Marco, jefa del Departamento de Cooperación y Promoción Cultural, Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, colaboradora de estos ciclos), indicó: “Son actividades que nos ayudan a reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y, más importante, generar narrativas sobre el mundo que queremos construir entre todos”.
Gracias a la AECID, participan las artistas de Costa Rica, Paraguay y Uruguay, a través de su red de centros culturales; apoyo al que se unen The Social Hub, alojamiento oficial de las artistas, y el Festival Ellas Crean, de cuya programación forma parte. Este año, como novedad, se incluyen entre los colaboradores el Instituto Cervantes de São Paulo (Brasil), que en el mes de marzo celebrará la performance (Des)cosidas, de las argentinas Las Domínguez de Ramos, a partir de la que hicieron en marzo de 2024 en la tercera edición .
Museos independientes, nunca neutrales
Todo este programa, estos lazos de colaboración y el descubrimiento de artistas y temáticas va creciendo gracias a la comisaria del ciclo, Semíramis González. “Elegir no abordar el cambio climático no es neutralidad. Elegir no hablar de colonización no es ser neutral. Elegir no defender la igualdad de género no es neutralidad. Son elecciones y podemos elegir mejor”, comenta. “Queremos el museo como refugio, más que como mausoleo”, indica a este medio, ya que, en su opinión, “parece que se confunde independencia con neutralidad. Lo que tiene que ser un museo es independiente, pero, como ciudadanía, confiamos en lo que nos dicen los museos, y bajo esa aparente capa de neutralidad nos están diciendo cosas determinadas”.
Desigualdad, pobreza, clasismo, la lucha por el medio ambiente son temáticas que han atravesado las performances y los debates de Visión y presencia en los cuatro años que llevan a cabo y también en el calendario de 2025. “Me interesa la perspectiva feminista interseccional”, explica González, “por eso me interesaba mucho lo que pensaban las artistas sobre temas que atraviesan a las mujeres: la falta de agua, la destrucción de un pueblo en Honduras por el crecimiento del mar o el efecto del Mitch… En esas catástrofes naturales hay un componente de género; por eso asesinan a mujeres como Berta Cáceres”. Unos discursos en otros momentos superados como algo aceptado por todos, pero que la deriva de la extrema derecha está poniendo en duda.
“Un presente muy convulso”, decía la comisaria, al que se tienen que enfrentar las artistas, los centros y la cultura como sector. “Desde la extrema derecha tienen claro que es una guerra cultural. No la valoran como tal, pero saben que es donde pueden ganar el discurso. Estamos viendo cómo han desviado los fondos de cultura al toreo o destruyen la mínima capa de sostenibilidad cultural”, explica. Preguntada por la acción que debe tomar el mundo del arte comprometido con esta deriva reaccionaria, Semíramis González lo tiene claro: “Hay una resistencia, nada de lo que hemos hecho ha sido en balde”, como decía Angela Davis en un discurso reciente. “Hay una reacción contra el feminismo y la cultura, pero, por eso, el trabajo asociativo, comunitario y conjunto es el que va a dar la batalla, como ha ocurrido en el sistema del arte con asociaciones como MAV (Mujeres en las Artes Visuales). También hay una mayor conciencia desde muchas capas de la sociedad, donde tenemos claro que hay cosas que no pueden pasar. Lo intentarán, pero habrá parapeto”.
En total, 13 invitadas procedentes de España, México, Angola, Cuba, Costa Rica, Paraguay, Chile y Uruguay. Además de la participación de estas invitadas –Gloria Godínez, Elisa Miralles, Yola Balanga, Susana Pilar, Eugenia S. Rudin, Jessica Díaz, Laura Santander, Teresa Correa, Valentina Cardellino, Andrea Ghuisolfi y el colectivo artístico O.R.G.I.A, integrado por Carmen G. Muriana, Beatriz Higón y Tatiana Sentamans–, esta cuarta edición se completa con tres conferencias de Renata Ribero, Alma Cardoso y Diana Cuéllar.
Puedes consultar el programa completo aquí.
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