Aire Libre Julio: Pistas para disfrutar el nuevo parque nacional, Sierra de las Nieves

El mirador del Macho Montés en Ojén. Foto: Yaguine Rico.

La declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves (Málaga) es un hecho tras su paso por el Senado el mes pasado. Esta noticia nos sirve para dedicarle nuestro Aire Libre de Julio y perdernos entre sus rincones más frescos, los que forman sus ríos, pozas, barrancos y embalses. Incluso da para balnearios de renombre y observaciones astronómicas. Pero el gancho perfecto, ineludible, son sus pinsapos, esos abetos relictos, propios de glaciaciones del Cuaternario, de los que el nuevo parque nacional –el 16º de España, el 3º en Andalucía– incluirá el 65% de la población española, que es lo mismo que decir de toda Europa. La visita comienza ante ellos.

El puerto de El Saucillo es un buen punto para citarnos con el pinsapo. Situado en el municipio de Yunquera, desde aquí parten varias sendas que muestran lo mejor del pinsapar, desde pies aislados, a veces monumentales, como el “candelabro” o el “moreno”, a cerradas masas que con sus portes de abetos nos trasladan a paisajes alpinos. No voy a recomendar en pleno verano ascender hasta el pico Torrecilla, cima de la sierra de las Nieves con sus 1.919 metros, porque, además del desnivel, si el calor aprieta os acordaríais de mí en las zonas desarboladas; pero sí hay que apostar por sendas más cortas y llevaderas para no dejar de sorprenderse con otras joyas botánicas: quejigos, tejos, lentiscos, alcornoques…

El pinsapo aparece y desaparece entre las áreas boscosas incluidas en los límites del nuevo parque nacional (tanto la zona protegida como la periférica), que abarca también otras sierras, como las de Blanca, Blanquilla, Bermeja, Real y Tolox. Esto hace que las posibilidades de su disfrute se multipliquen. Por ejemplo, desde Tolox. Aunque su famoso balneario no funciona al 100% por culpa de la covid-19, sí lo hace como alojamiento y permite que se admiren su arquitectura de finales del siglo XIX y los jardines que lo bordean. Es un paso previo idóneo para emprender rutas bien señalizadas y fresquitas hacia el salto de la Rejía o el río Caballos.

El pueblo de Ojén, en Sierra Blanca, incluida en el Parque Nacional Sierra de las Nieves. Foto: Yaguine Rico.

Barranquismo y senderismo fluvial

Para la siguiente incursión acuática tiramos de profesionales. Varias empresas de turismo activo, como Sur Activa, Barranquismo Aventura y Malak Adventure, organizan descensos por los escarpes fluviales más espectaculares. En Malak Adventure muestran un conocimiento y mimo especial por un entorno tan sensible como en el que nos encontramos, y es recomendable hacer con ellos el barranco de Jorox. Está pensado para un nivel de iniciación y, según venga de crecido el caudal, se descarga adrenalina entre toboganes, saltos, rapeles y cascadas.

Sin despegarnos de los ríos, en la parte norte del nuevo parque nacional, que ya es parque natural y Reserva de la Biosfera, se debe hacer senderismo fluvial hasta el nacimiento del Turón. Este cauce recibe también los nombres de Ardales y del pueblo desde el que se recomienda remontarlo, El Burgo. Tras un primer tramo entre huertas, se encajona el río y comienzan a aparecer diques, fuentes, acequias y, por supuesto, pozas y charcas donde refrescarse y bañarse. Y todo envuelto en una biodiversidad que lo mismo resalta por sus bosques de ribera (fresnos, sauces, álamos…) que por los animales que los habitan, de martines pescadores a nutrias, pasando por barbos, oropéndolas, ruiseñores, zarceros y lavanderas.

Aves y estrellas

Hablando de aves, conviene tener cerca la página web Birding Málaga, la plataforma de la Diputación de Málaga dedicada a la promoción de la observación pajarera en la provincia. En torno a la sierra de las Nieves recoge varios enclaves: valle de Lifa, el propio río Jorox y el río Verde, el mirador del Tajo de la Caína, la cañada del Cuerno-puerto de Los Pilones, el embalse de La Concepción y el Refugio del Juanar. Yo añadiría, no muy lejos de El Burgo, el mirador del Guarda Forestal, desde el que no es difícil dar con algunas de las muchas rapaces que, especialmente en verano, vuelan por aquí: águila real, alimoche, buitre leonado, culebrera europea, halcón peregrino, aguililla calzada y águila azor-perdicera.

Yunquera, punto inicial de la subida al puerto de El Saucillo para buscar los pinsapos, es también un buen sitio en el que informarse sobre las mejores rutas para observar aves y todo tipo de fauna. Aquí se ubica uno de los centros de información del actual parque natural, en la Casa-Museo Francisco Sola. Pero hasta Yunquera hemos llegado para aprovechar otro momento de ocio al fresco: la observación astronómica. La escuela de astronomía Astrolab organiza por estos pagos todos los sábados de julio las veladas “cielo de verano” y “descubre la luna”. También preparan observaciones a la carta, según la demanda, para contemplar uno de los cielos más limpios de la provincia de Málaga.

Baltasar trabajando el esparto en Casarabonela. Foto: Ayuntamiento de Casarabonela.

U-na-co-pi-ta… de-ojén

La propia Casa-Museo Francisco Sola en Yunquera demuestra también algo trascendental: la tradicional convivencia pacífica entre el desarrollo rural y la conservación de un espacio natural al que ahora se premia con la categoría de parque nacional. No en vano es reserva de la Biosfera. Esta primera inmersión etnográfica tiene infinidad de continuaciones a través de la cultura rural actual, como el “tomate de culo” y la sopa mondeña de Monda, el trabajo del esparto que llevan a cabo Paca y Baltasar en Casarabonela, el museo en sí que es la casa de acogida Pepe Bravo en Alozaina o el Museo del Aguardiente de Ojén.

De esta bebida surge el soniquete, de siete golpes, que solía darse en el mostrador de la barra de un bar para pedir u-na-co-pi-ta… de-ojén. Y del pueblo de este nombre, junto al de Istán, surgen rutas que culminan por el sur nuestra visita al Parque Nacional de la Sierra de las Nieves y su área de influencia. Sigue sin abrir el Refugio del Juanar, antiguo parador emboscado en la sierra Blanca, al que deseo una pronta reapertura y la reincorporación de sus trabajadoras y trabajadores. Es un lugar ideal para alojarse cuando llegue ese momento (hasta Charles de Gaulle lo entendió así para escribir sus memorias) y desde el que emprender rutas que nos llevan hasta balcones al mar Mediterráneo, incluidos los miradores del Corzo y del Macho Montés. Birding Málaga lo tiene como otro punto de referencia para las aves, pero aquí será fácil redondear la visita con la observación de mamíferos, como la cabra montés.

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