El avetoro, Ave del Año, nos trae los 10 mejores discos con plumas

JP Sunshine y Guim, los componentes de Ciutat, autores del disco ‘Brandon’. Foto de Anxo Casal.

¿Habrán visto alguna vez un avetoro común Jordi, alias ‘JP Sunshine’, y Guillem, alias ‘Guim’, componentes de Ciutat y creadores del mejor disco con aves de 2023? Pajareros son y entre humedales se mueven para observar aves, pero resulta muy complicado dar con esta pequeña garza. Está en peligro crítico de extinción según el Libro Rojo de las Aves de España’ y ha sido nombrada Ave del Año 2024  tras una votación popular abierta por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife). En apoyo a su causa, el avetoro nos guía en la selección de ’10 discos con plumas’ de 2023. Ya sabéis, como en años anteriores, aquellos que destacan por la presencia de aves en nombres de artistas, títulos, letras de canciones, portadas, vídeos… De Ciutat y Robe Iniesta a Penguin Cafe.

Antes de empezar, mencionar que dos de los discos más pajareros de todos los tiempos tienen el avetoro en sus composiciones. Uno es el maravilloso Avocet (1979), del guitarrista de Pentangle, Bert Jansch. Avocet es avoceta en inglés, y el resto de las canciones se titulan también con nombres de aves: Lapwing (avefría), Kingfisher (martín pescador), Osprey (águila pescadora), Kittiwake (gaviota tridáctila) y, por supuesto, Bittern (avetoro). El otro avetoro aparece en Wake up calls (2020), disco del compositor de música electrónica Cosmo Sheldrake, donde aparte de Bittern hay, entre otros, Nightjar (chotacabras), Nightingale (ruiseñor), Skylark (alondra) y Cuckoo (cuco).

Pero el avetoro, recluido a escasos humedales en la península ibérica por el mal estado de conservación en el que se encuentran estos hábitats acuáticos, nos pide que nos centremos en los discos de 2023. Y allá vamos.

Una vez más ha sido complicado hacer una selección final. Por un lado, han publicado disco artistas con muchas plumas: Noel Gallagher’s High Flying Birds, Ruiseñora, La Paloma, Travis Bird, Chloé Bird, Pelican, Birds Are Indie, I’m Kingfisher… Por otro lado, nos hemos encontrado portadas pajareras: urraca en This heathen land de Green Lung (uno de los mejores discos de metal de 2023), palomas en Heaven knows de PinkPantheress y Boicot de Alizz, buitres en Phantasmagoria in blue de Mick Harvey & Amanda Acevedo, golondrinas en Éramos muchos y parió la abuela de Daniella Barbarito, rapaces nocturnas en Seven Psalms de Paul Simon…

Y, en fin, el último disco de Christina Rosenvinge tiene una Pajarita; en el de Doctor Divago, El autillo vuelve a cantar; el de los sudafricanos Izango Ma, Birds (Of a feather); el del británico Clark, Medicines doves; y así podríamos seguir con títulos, letras y sonidos de aves en las últimas producciones de Caroline Polachek, Zauria, Clientele, The Hold Steady, Marlene Ribeiro, Kodax Strophes/Martyn Bates, Montañera o Lucas Santana.

El avetoro común me vuelve a insistir que vaya al grano y empiece a contaros cuáles han sido los discos que más alto volaron en 2023.

‘Brandon’. Ciutat (Primavera Labels)

“En realidad, lo que nos interesa de verdad son los pájaros y el disco es una excusa para poder hacer algo relacionado con ese mundo”. Así de claro se expresan JP Sunshine y Guim, los componentes de Ciutat, en una entrevista en el portal neo2.com. Con esta premisa no es extraño que el disco tenga un buitre negro acaparando la portada, que salgan ellos fotografiando aves desde un observatorio en la contraportada, que regalen una pluma en cada disco (a mí me tocó una de búho real) y que se oigan carboneros, abubillas, ruiseñores o cotorras en las canciones o se vean búhos, palomas, pero también tortugas marinas y delfines, en los vídeos. Este bagaje ornitológico arropa una música que está a la altura de las aves: electrónica sedosa, acariciante, con aportes house, funk, smooth jazz, flamenco, downtempo… ¿Temas preferidos? Tienes el groove y House de la Ciutat.

‘Fly or die Fly or die Fly or die ((world war))’. Jaimie Branch (International Anthem)

Vuela o muere, vuela o muere, vuela o muere… y murió, pero volando, como las aves que disco a disco recogía en sus portadas, en este caso un pavo real, un turpial oriental y un pico velloso. Qué disgusto más grande me llevé el año pasado, escuchando este disco, al enterarme que la trompetista Jaimie Branch murió en agosto de 2023, con 39 años y con tanto por crear. Y con tanto creado, como atestigua este póstumo álbum, que lo dejó prácticamente terminado antes de fallecer. Branch ya estuvo aquí entre los mejores discos alados de 2019. Ahora vuelve con su jazz particular, único (punk, lo llegan a llamar), que lo mismo viaja a Cuba y Jamaica que a Nueva Orleans y África y regala bellezas musicales como Burning grey, Baba Louie o Take over the world, Y encima con esta dedicatoria: to the lovers and the fighters who live to make the world a more compassionate and generous place.

‘No fixed point in space’. Modern Nature (Bella Union)

No salimos del jazz más experimental (y de algo de post rock y dark ambient) para presentar otro disco pajarero a más no poder. La portada es una ilustración con, al menos, 20 especies de aves diferentes, entre las que hay urraca, petirrojo, agachadiza común, milano real, carbonero común y zorzal alirrojo. A ello se le añade que una de las canciones, Murmuration, es el término empleado en inglés para nombrar a las grandes bandadas de estorninos (a veces de cientos de miles) que sobre todo en invierno dibujan coreografías acrobáticas en los cielos. Escuchando solo el tema ya te imaginas esas danzas, pero viendo el vídeo las persigues con los ojos. En general, el disco suena muy orgánico, campestre, agreste, te parece escuchar coros de la naturaleza. Ya lo dice su principal compositor, Jack Cooper: “With this record I wanted the music to reflect nature”.

‘Rain before seven’. Penguin Cafe (Erased Tapes)

Penguin Cafe es la continuación de la Penguin Cafe Orchestra que Arthur Jeffes puso en marcha tras la muerte de su padre, Simon Jeffes, líder de la segunda. Este es su sexto disco desde 2011. Además de los pingüinos inherentes al título y portadas de ambas bandas aparece un jilguero (Goldfinch yodel) en un tema muy primaveral, muy folk, con requiebros, subidas y bajadas de tonos y agudos y graves en la línea del canto de este fringílido y del yodel, que hace referencia al canto del Tirol. El resto del disco bascula entre sonidos latinos y referencias a compositores muy de bandas sonoras y new age, como Ennio Morricone (Welcome to London), Michael Nyman (Second variety) o Philip Glass (Galahad). No está entre lo mejor de la saga Penguin, pero siguen regalando momentos musicales muy agradables.

‘Raven’. Kelela (WARP/Music As Usual)

Este cuervo (raven) de Kelela se coló en 2023 entre los mejores discos del año en varias listas. Con toda la razón. Posiblemente sea su disco más oscuro, como el córvido. En una revista cultural con nombre de buitre (vulture.com), buscando similitudes entre lo que ocurre con las personas, Kelela Mizanekristos, segunda generación de etíopes asentada en Estados Unidos, afirma: “Siempre parece que los pájaros blancos son los buenos y los negros los malos, así que decidí elegir un pájaro negro”. Y eligió igualmente canciones que hacen que te entregues al cuervo a las primeras de cambio, con mucha Sade Adu impregnada en títulos como Let it go y Sorbet, con dancehall o electro-cumbia soft en On the run, con electro-R&B en Happy ending y con ambient-soul que rompe en electro-soul en Raven.

‘A un pájaro rojo’. Sofía Comas (Everlasting / Popstock!)

“¿Quién entiende lo que sientes si soy parte de ti, pájaro?”. Así se expresa Sofía Comas en el tema que abre su segundo disco y lo titula. “Que camines ligera como una pluma en la tormenta”, desea en La tormenta; y en Esperanza verbena hay águilas del cielo que vuelan a nuestro lado. Entre esa liviandad que inspira el vuelo de las aves viaja el electro-folk que tan bien pilota esta cantautora. Es una delicia escuchar las canciones que componen el disco, con una voz ideal para acompañar los suaves mantos sonoros que tejen los teclados, incluso cuando estallan en algo más house y bailable. Hasta el alba, con “una loba ciega aullándole a una estrella que la confunde con la luna” y Arrorró, que trae “una cama de rosa y jazmín para los niños que quieran dormir”, son dos composiciones más a destacar. Y no conviene perderse los vídeos para admirar la danza de Sofía Comas al son de sus temas.

‘Presentimiento’. Tercer Sol (B Core)

The Cure, Jesus and Mary Chain, Triángulo de Amor Bizarro, Spiritualized y Lagartija Nick. Posiblemente, algunos elepés de este quinteto mágico de grupos estarían en lo alto de la lista de los que me llevaría a una isla desierta. Las canciones del segundo disco de los valencianos Tercer Sol me recuerdan sobremanera a esas grandes referencias. Ellos asumen esas influencias, las procesan y las transforman en canciones con la suficiente frescura para que te olvides en seguida de los referentes. Sí, está claro, me gusta mucho este disco, pero ¿qué tiene que ver con las aves? Pues que abren el álbum con “iba caminando al borde del mar mientras unas gaviotas me miran pasar” (en Hoy) y lo cierran pájaros que cantan “en el momento justo antes de irme a dormir” (en La Niebla). Dulces sueños.

‘Ocells com tu’. Josep Xortó + The Congosound (Austrohúngaro/Maletas Violentas)

Otros que no se cortan un pelo en airear sus influencias y plasmarlas en sus composiciones son Josep Xortó y Carles Congost. En este caso es el electro ochentero más bailable, variante sobre todo italo-disco, donde no se ocultan ni Francesco Napoli ni Sabrina. Hay referentes más “serias”, como Carlos Berlanga, Pet Shop Boys, Astrud o La Casa Azul en este pájaros como tú. Lo de pájaros está empleado más bien en el sentido figurado que refleja la segunda acepción de la RAE: persona astuta y con muy pocos escrúpulos. “Ocell que voles amb l’oratge, ocell que vas contra corrent, ocell que mudes el plomatge, ocell que no arribes a vell”, cantan en Pedres i ocells, donde también hay voltors (buitres), pero igualmente derivados de la segunda acepción de la RAE: persona que se ceba en la desgracia de otro.

‘Synthetic bird music’. Varios artistas (Mappa Editions)

La pieza rara de esta selección viene de Eslovaquia. Bueno, de Eslovaquia, la vecina Chequia, las lejanas Australia y Japón y de las cercanas Bélgica, Finlandia y Alemania, entre otras. De todos estos lugares proceden artistas (al menos 32) compilados en una doble casete por el sello eslovaco Mappa con la particularidad de que las aves protagonizan todo los temas, entre experimentales y estrafalarios. Los cantos de las aves, naturales o pasados por ordenadores y sintetizadores, dominan las composiciones. Hay Yamaha birds, Vögel unserer heimat (aves de nuestra patria, en alemán), The wild birds of bluesealand, Kolibřík (colibrí en checo), y Starlings, gulls, doves (estorninos, gaviotas, palomas). Animo a oírlos, intuirlos, rastrearlos, por ejemplo, en Wind up paradise birds, de la conjunción musical noruega formada por Øyvind Torvund, BIT20 Ensemble, Trond Madsen, Jørgen Træen, Kjetil Møster.

‘Se nos lleva el aire’. Robe (El Dromedario)

Que a Robe Iniesta, natural de una de las provincias con más riqueza en aves de la península ibérica, Cáceres, no se le escapa esta cualidad lo explican portadas de discos de Extremoduro, como Somos unos animales, con jilgueros, o la de su primer trabajo en solitario, Lo que aletea en nuestras cabezas, con un alcaudón común en primerísimo término. Aprovecho para tener un recuerdo muy especial para Antonio Ojea, alias Potri, autor de esta última ilustración. En su brillante último trabajo como Robe (Se nos lleva el aire) hay muchos vuelos entre las letras, un tema que se titula El hombre pájaro y un libreto que se abre y cierra con sendos carteles que rezan “Por aquí pasaba un río” ante imágenes de cauces secos.

El avetoro común, Ave del Año 2024, ha querido que concluyamos precisamente aquí, entre uno de esos ecosistemas acuáticos que sufren una transformación profunda y una sequía que tanto afecta a la especie.

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