Sal a escuchar el viento, los picapinos y el eco en los bosques
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el penúltimo parque nacional declarado en España, antes de la Sierra de las Nieves, ha sido el protagonista de la nueva entrega del ciclo ‘Lectura Verdes’, que organiza cada mes la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA). Nos hablaron en esta ocasión José Antonio Quirce, periodista y biólogo, cántabro que lleva viviendo en Segovia más de 30 años, y Maribel Orgaz, periodista de medioambiente, residente en Colmenar Viejo, Madrid. Ambos con el parque nacional bien cerca de sus casas.
Y ambos han escrito libros que nos invitan a conocer secretos y detalles de Guadarrama. Ahí están los dos libros de Quirce: Leyendas y cuentos del Bosque de Valsaín (Ediciones Derviche, 2016), junto a Carlos Garbi, autor de mapas e ilustraciones, y Más leyendas y cuentos del bosque de Valsaín, de los mismos autores y editorial, publicado un año después. En total, 22 rutas en el corazón de la sierra de Guadarrama, en esa joya natural que es el Bosque de Valsaín, donde se ha sabido combinar durante siglos la explotación maderera sostenible con su buena salud y rica biodiversidad. Un bosque milenario repleto de cuentos y leyendas.
“Para mí, que venía del Norte, encontrarme con el entorno del Bosque de Valsaín fue un descubrimiento maravilloso. Como encontrarme con APIA y sentirme rodeado de extraordinarios compañeros de la divulgación ambiental”.
Por su parte, Maribel Orgaz ha reunido sus experiencias de paseos por Guadarrama en el libro La salvaje belleza alada (ANAPRI), con fotografías de Eduardo Ramírez. “Yo creo”, dijo a principios de mes en este encuentro de Lecturas Verdes, “que la mezcla de cultura, datos curiosos, historias, leyendas, detalles para entender y apreciar la naturaleza es la fórmula para fascinar y llevar a la gente al campo”. Y añadió: “Mi forma de conocer la naturaleza va bastante contra corriente del sentido apresurado de nuestros tiempos, porque a mí lo que me gusta es visitar el mismo sitio una y otra vez, muchas veces, en horas distintas, en estaciones distintas. No es lo mismo un bosque en invierno que en primavera, no es lo mismo a las 8 de la mañana que a las 7 de la tarde”. “Por ejemplo, la zona que más pateo, Canencia, es una maravilla visitarla en octubre, a las 10 de la mañana, con las vacas pastando, cuando han brotado las quitameriendas y con el rocío de la noche se ve todo enjoyado, una preciosidad”. Y reconoce que hay algo a lo que le da vueltas una y otra vez como comunicadora: “Cómo hacer para despertar la atención. Con leyendas. Fijándonos en los detalles. Por ejemplo, he descubierto un corte en una zona de Patones que es perfecto para escuchar el viento. Creo que nuestra vida se ha estrechado, o se ha acortado mucho. Y quizá esta sea la manera de ensancharla, a través de esta manera de prestar atención a los detalles”.
Quirce aportó su teoría del parque de atracciones: “Ahí pagas una entrada para que todo esté organizado en una secuencia programada de sorpresas, incentivos y espectáculos; pero salir al campo es otra cosa”. “Tenemos que reaprender la vivencia de nuestros mayores al aire libre. Es verdad que a veces, y yo insisto mucho en esto, mitificamos la vida de nuestros abuelos, y resulta que era muy dura. Dura y sucia y maloliente. No hacían ecología ni senderismo, pero vivían en el medio natural, y vivían de acuerdo con el ritmo del medio natural. Junto a zorros, lobos, lechuzas… Su ritmo era el ritmo de la naturaleza, que formaba parte de su vida. Para disfrutar de nuevo de la naturaleza, deberíamos recuperar de alguna forma ese ritmo, salir tranquilamente, sin expectativas, disfrutar lo que te encuentres. Un día tengo el placer de escuchar la brisa y un arroyo cantarín, y otro día tengo la suerte de encontrarme con un trepador azul y pasarme media hora observándole”.
Maribel Orgaz: “El camino de todo esto es que valores la naturaleza y entiendas que tiene que formar parte de nuestra vida. Y yo siempre me pregunto: cómo hacerlo mejor, cómo transmitirlo, cómo contarlo mejor”.
José Antonio Quirce: “Como biólogo y como periodista, he tenido siempre esa necesidad de querer racionalizarlo todo; ahora me he relajado un poco y, para mi tranquilidad, veo que lo que tengo que hacer es salir, disfrutarlo y luego contar mis vivencias. Salir a la naturaleza es volver con el espíritu renovado. Y espero que si yo lo disfruto lo sepa transmitir para que los demás lo disfruten”.
Maribel: “Yo creo que las salidas a la naturaleza de cada uno deben ser un poco como tu biblioteca; cada uno tiene sus afinidades, a uno le gusta salir a ver aves, a otro plantas, o a escuchar los sonidos naturales… Se trata de hacerte tus propios lugares. Y de adaptar esas salidas a tus gustos y a tu momento vital. Cuando sales con niños pequeños, por ejemplo, es otro mundo muy distinto el que habitas… Pero siempre hay que potenciar tu capacidad de atención. No entiendo a esa gente que va en grupo y camina como con una nube de ruido encima. Hay que practicar el silencio y la escucha”.
José Antonio: “Se trata de saber explicar y despertar la curiosidad y la atención. A los niños, por ejemplo, diciéndoles: vamos al bosque de Harry Potter. No se trata de hacer libros solo para los montañeros, sino para grupos heterogéneos. Una de las formas de cautivar a los niños es hilarles historias para despertarles el interés. Para que no se aburran y empiecen a decir cuánto falta, cuándo terminamos…”.
Ambos pusieron a Miguel Delibes como ejemplo de saber contar la naturaleza. José Antonio: “Él siempre decía: soy un hombre de campo que escribe”. Maribel: “Solía decir: me he pasado media vida al aire libre, y me hubiera gustado pasarme también la otra media”. “Buenos escritores de naturaleza en España como él, hay muy pocos. Quizá no hemos vuelto a tener uno así”.
Y ambos coincidieron también en que no debemos mitificar la vuelta al campo; “no se puede ya vivir como los abuelos”. Se trata de volver sin nostalgia. Quirce: “La vida en el campo es ya otra cosa”. Orgaz: “En la ciudad se vive en la presión permanente, frente a cierta conciencia del límite que siempre rigió la vida campesina, quizá porque se basaba mucho más en el trabajo físico que la vida urbana. Esa idea, esa conciencia de los límites, es para mí una de las grandes diferencias entre la vida rural y la urbana”.
Quirce: “Yo no quiero ese romanticismo absurdo de volver al siglo XIX y bañarme en un barril cada 15 días. No vamos a volver 200 años atrás; eso es absurdo. Además, ahora, frente a nuestros abuelos, lo que sí podemos aportar a nuestra reconexión con la naturaleza es la incorporación de la ciencia. Ahora tenemos muchas más oportunidades de conocimiento que nuestros abuelos”.
Este nuevo encuentro de las Lectura Verdes de APIA terminó con dos recomendaciones para salir al campo en estos primeros días del invierno:
Sugerencia de Maribel Orgaz: “En estos días de frío tremendo por la noche, salgamos a buscar malvas, esas pequeñas florecillas moradas que aguantan ese frío y nacen en todas partes; por la mañana nos reciben con enorme alegría. Salgamos a buscarlas, que las podemos encontrar en prácticamente cualquier sitio”.
Sugerencia de José Antonio Quirce: “En enero, los picapinos se encuentran en celo, y los machos están venga a picotear los troncos, buscando larvas refugiadas del frío bajo la corteza. Esa sensación de meterte en el bosque y escuchar su tocotocotoc amplificado con el eco es una experiencia fantástica. Te va a demostrar que el bosque también te habla en invierno”.
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