La negra sombra del ‘Mitridate’ de Claus Guth triunfa en el Real

El contratenor Franco Fagioli en el papel de Farnace, sostiene en su pecho un retrato de su padre, Mitridate, al que cree muerto en la batalla. Foto: © Monika Rittershaus

Un elenco perfecto para cantar ‘Mitridate re di Ponto’ de Mozart hace brillar aún más la propuesta escénica de Claus Guth que el pasado domingo estrenó el Teatro Real. Grandes voces y una dirección de escena inteligente y llena de oficio se suman a la dirección musical de Ivor Bolton, en su última actuación como ‘director titular’ del Teatro Real, para cuadrar una velada fantástica de opera seria.

Al arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe se le atribuye el tan manido axioma ‘menos es más’. No es una verdad irrefutable, pero en ocasiones las ideas más simples terminan por ser las más efectivas. Sobre todo cuando se echa mano de oficio, y de eso sabe un rato Claus Guth, director de escena de la nueva producción de Mitridate re di Ponto, de Mozart, que el pasado domingo estrenó el Teatro Real. El director, viejo conocido en Madrid, donde en los últimos años hemos visto sus producciones Rodelinda, Orlando, Don Giovanni, Lucio Silla y Las bodas de Fígaro, ha tirado en esta ocasión de la máxima minimalista para firmar una puesta en escena repleta de aciertos y que, sobre todo, logra un dinamismo inusitado para esta ópera seria que contiene maravillosas y estáticas arias, que en manos de otro regista podrían lastrar la acción hasta convertir la velada en una experiencia tediosa.

No es el caso de la propuesta de Guth. Las casi tres horas de su Mitridate transcurren en un suspiro. Es lo que tiene contar con una combinación explosiva: un espectacular elenco de voces, una partitura endiablada al tiempo que emotiva y emocionante, y una puesta en escena acertadísima que, utilizando con maestría elementos bien simples, logra no solo una fluidez asombrosa, sino también momentos de poner los pelos de punta.

Mitridate es la primera ópera seria que escribió Mozart. Tan solo tenía 14 años y una voluntad absoluta de satisfacer a los cantantes que iban a interpretar sus partituras. Les escribía papeles tan hechos a medida que terminaban por ser, en muchas ocasiones, piezas complicadísimas que hoy en día se convierten en todo un reto. Ya lo pudimos comprobar en el Real en 2017, también con puesta en escena de Claus Guth, con Lucio Silla, que el genio de Salzburgo estrenó tan solo dos años después que esta Mitridate y en la que la partitura es todo un castillo de preciosos y complicados fuegos artificiales.

El primer elenco propuesto por el Real para interpretar los papeles principales de esta nueva producción dio todo un recital de buen canto que contribuyó, sin duda, al éxito del conjunto. Las sopranos Sara Blanch y Elsa Dreising, en los papeles de Aspasia y Sifare respectivamente, fueron sin duda las protagonistas de la noche. Blanch superó con creces la dificilísima papeleta de interpretar la endiablada primera aria de la ópera, Al destin, che la minaccia. Dreising cantó la no menos complicada segunda, Soffre il mio cor con pace, y desde ese momento supimos que la noche iba a ser de las buenas, como así sucedió. El tenor Juan Francisco Gatell encarnó a un complicado Mitridate con una voz potente que posee un timbre perfecto para el personaje y, además, estuvo muy creíble en su papel. Un poco sobreactuado en lo actoral el Farnace del contratenor Franco Fagioli, pero hay que ver cómo canta este hombre y de lo que es capaz. Dejó mudo al público de estreno tras su aria Già dagli occhi il velo è tolto del tercer acto. Con interpretaciones como ésa se comprende por qué el intérprete argentino tiene la consideración de superestrella. La Ismene de la soprano valenciana Marina Monzó también fue sobresaliente; resultó una de las más aplaudidas al finalizar la velada.

Un momento del segundo acto de Mitridate re di Ponto en la producción de Claus Guth que estrenó el domingo el Teatro Real. Foto: © Monika Rittershaus

Un momento del segundo acto de ‘Mitridate re di Ponto’ en la producción de Claus Guth. Foto: © Monika Rittershaus

Claus Guth vuelve a utilizar un escenario giratorio para esta producción. En Madrid podríamos decir, tras las producciones suyas que hemos visto en el Teatro Real, que casi es una cuestión de estilo lo suyo (y de su escenógrafo habitual, Christian Schmidt) con las arquitecturas giratorias. Para romper la tendencia, y según contó el propio director a esta revista, pronto llegará a Madrid su Salomé de Strauss, que ya se ha visto al menos en Moscú y en Nueva York, y que apuesta por una asombrosa verticalidad.

Al abrirse el telón, vemos el interior de una casa que perfectamente podría haber construido Frank Lloyd Wright, aunque la figura del pájaro que decora el salón –y que descubriremos que ha sido un regalo paterno filial– y la silla del despacho del cabeza de familia nos acaban de dar la pista de que más bien estamos ante una obra que podría ser una mezcla entre la casa de la cascada de Lloyd Wright y la de Charles y Ray Eames, diseñadores de ambos objetos. En cualquier caso, estamos ante la casa de un tipo con dinero. Allí veremos cómo Mitridate, tras fingir su muerte, será testigo indirecto de la lucha de sus dos hijos (de madres diferentes) no sólo por el poder, sino también, en un giro claramente edípico de la historia de Jean Racine en la que se inspira el libreto, del favor sexual de la que fue su prometida. Estamos en el plano de la realidad.

Al otro lado del escenario giratorio, una pared blanca, cóncava, repleta de puntos dispuestos a la misma distancia unos de otros resulta ser el mundo interior de los personajes. ¡Y hay que ver cómo se puede elevar el monólogo interior a la categoría de arte en un montaje de teatro musical! Al principio, la primera vez que vemos este espacio observamos cómo Mitridate se mira a sí mismo en un espejo inexistente. Enseguida viene a la mente el primer acto del montaje de La Flauta Mágica de Romeo Castellucci en el que todo lo que ocurre en escena parece reflejado en un espejo sobre un eje central invisible.

Un momento del tercer acto de Mitridate re di Ponto de Mozart en la producción de Claus Guth que se estrenó el domingo en el Teatro Real. Foto: © Monika Rittershaus

Un momento del tercer acto de ‘Mitridate re di Ponto’ de Mozart, en la producción de Claus Guth que se estrenó el domingo en el Teatro Real. Foto: © Monika Rittershaus

Pero no, lo que nos explica Guth es que, sobre todo en nuestro fuero interno, no somos siempre la misma persona. Nuestro pensamiento es diverso, contradictorio y hasta en ocasiones difuso. Así que en ese espacio del escenario, mientras los personajes divagan sobre sus actos o las consecuencias de sus actos, se desdoblan, se multiplican y, sobre todo, proyectan sombras. Sombras alargadas con consecuencias que terminarán colándose por las ventanas de la casa al otro lado del mundo. Nadie puede escapar de su culpa de noche con la cabeza recostada sobre su almohada. Mitridate es un hombre que maneja a su familia (y su país) como si fuera una empresa. Es tiránico, duro, sin muchos escrúpulos… Su alma es negra como la noche. ¿Qué esperaba que hubieran heredado sus hijos? ¿Qué esperaba que hubiesen aprendido? Y toda esa maldad le rodea en una danza de hombres de negro, de negras sombras, que tal vez no son otra cosa que culpa. Remordimientos que lo mismo espolean a la acción que ahogan los sentimientos.

Ninguno de los personajes está a salvo de verse reflejado en ese espejo de sombras y clones que, además, quema como la luz. Menos es más. Simple, pero efectivo. La coreografía de Sommer Ulrickson cumple perfectamente con su labor: en un lenguaje más que para todos los públicos, se explica de golpe y con una serena belleza el intrincado interior del alma del ser humano.

Una delicia de producción, una música fantástica y un éxito que supuso la despedida de Ivor Bolton como director musical del Teatro Real. Su presencia en el podio fue el remate a una noche en la que el público disfrutó de lo lindo y aplaudió en consonancia a su agrado. Y en este caso, sí que más fue más. Un éxito rotundo.

Puedes consultar aquí las entradas y las funciones y elencos de ‘Mitridate re di Ponto’ en el Teatro Real. 

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