Marifé, una olivarera de Jaén que defiende la biodiversidad en sus tierras

Marifé Bruque, olivarera de Linares.

En nuestra serie mensual de gente del campo que aporta energía nueva e imaginativa a la maltratada vida rural, hoy vamos a conocer a una agricultora que ha apostado de forma decidida por la biodiversidad en sus tierras: Marifé Bruque, olivarera de Linares (Jaén).

La monotonía de un monocultivo de olivar es señal de que se está eliminando todo lo demás. Con el abuso de herbicidas y pesticidas ya no quedan insectos, plantas, pequeños mamíferos ni aves. Esta devastación de la biodiversidad asociada a la agricultura no favorece tampoco a los olivos, porque sus suelos son cada vez más secos y menos fértiles. Frente a este modelo de cultivar solo olivo y matar todo lo demás, hay agricultores y agricultoras que apuestan por recuperar la biodiversidad y replantar vegetación. Los cambios se perciben rápidamente: vuelven los insectos polinizadores, regresan las aves y aparecen los pequeños mamíferos. La vida vuelve al olivar.

Marifé Bruque, gerente de la marca de aceite Finca San José, decidió apostar por un olivar vivo, lleno de biodiversidad, y después de ocho años, su finca rebosa vida. Es una de las olivicultoras que forma parte del proyecto Olivares Vivos, impulsado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y que ha logrado recuperar la biodiversidad de sus fincas y, a través de ella, mejorar la rentabilidad agrícola. Ya son 36 las marcas de aceite oliva virgen extra que cuentan con el sello de calidad del proyecto.

Marifé procede de familia de olivareros y desde pequeña tenía claro que se quería dedicar al campo. Pero en la educación de mediados del siglo XX no estaba bien visto que una mujer se hiciera cargo de una finca, así que su padre prefirió que estudiara. “Yo siempre tuve claro a qué quería dedicarme; quien no lo tenía claro era mi padre”, recuerda Marifé.

Se sacó la carrera de Ingeniería Industrial y las oposiciones en Telefónica. Trabajó durante 40 años en Palma de Mallorca, Girona, Valencia, Sevilla, Jaén… Y hace ocho años ha vuelto a su tierra, a cultivar la finca familiar.

Sí, Marifé lo tuvo claro desde el principio: quería gestionar la finca cuidando el medioambiente. Conoce muy bien cómo un campo de olivos se puede destrozar aplicando herbicidas y quiso que su finca fuera diferente. Un campo con agroquímicos no tiene hierbas, ni pájaros, ni nada, explica Marifé.

En su finca ha recuperado la cubierta vegetal y la ha transformado en ecológico; abonan con los caballos, y los resultados no pueden ser mejores. “Hay una diferencia impresionante, hemos replantado plantas autóctonas y estamos muy contentos”, añade.

Los agricultores conocen perfectamente los efectos del cambio climático, los viven cada día. “Vivimos un cambio climático, no tenemos temperaturas medias, tenemos extremas. Y en lluvias pasa igual: o tenemos una sequía extrema o te llueve de golpe, y eso no se aprovecha, porque se forman escorrentías”, explica Marifé.

Con la sequía, los olivos están sufriendo, pero “con este modelo de olivar vivo tenemos una ventaja, que es la cubierta vegetal; así aprovechamos un poco más el agua, y el suelo está mejor”, añade Marifé.

Además, en la finca de Marifé trabajan en un proyecto con la Universidad de Granada para instalar hidroinfiltradores, que consiguen que el agua de lluvia llegue a las raíces del olivo. El 80% del agua que recibe el olivar se pierde por evaporación, porque la tierra está seca y caliente, con lo cual las raíces no llegan a absorber casi nada.

Marifé ya piensa en el futuro: “Necesitamos herederos de gente que crea en esto y que cambiemos la fisonomía de este paisaje; que vuelva a ser lo que era, y que el agua que nos cae, aunque poca, que la aprovechemos”.

“En pocos años se ve que el campo ha cambiado y la verdad es que da gusto”, se muestra satisfecha Marifé.

Los aceites procedentes de las fincas participantes en el proyecto Olivares Vivos presentan aromas y sabores muy diversos. Desde aromas agradables que podemos apreciar como el frutado, que recuerdan a hierba recién cortada, la planta de tomate, la alcachofa, almendras verdes, etc… hasta los que son más dulces o maduros, como los frutos secos o el plátano.

Olivares Vivos defiende una forma diferente de trabajar, basada en un esquema agroambiental que se levanta sobre tres pilares: El primero, el manejo sostenible de la cubierta herbácea en el olivar. El segundo, la restauración de los espacios improductivos de las fincas con revegetaciones con especies autóctonas. Y, el tercero, la instalación de elementos de apoyo a la fauna silvestre como son cajas nido para aves, nidales de insectos o charcas y bebederos.

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