Islandia: lecciones de igualdad y sostenibilidad desde el fin del mundo

Islandia posee una envidiable conciencia de libertad, cultura, medioambiente e igualdad Foto: Miguel García Gil.

Islandia es el último destino de nuestros viajes de fin de agosto. Una isla con una envidiable conciencia de libertad, cultura, medioambiente e igualdad. Una tierra de hielos y volcanes con más ovejas que personas, que ofrece un país de ensueño y unas fabulosas pistas de cómo poner a sus habitantes y su ecosistema por delante de cualquier capital. Sí es posible. Sí se puede hacer. Cerramos así nuestro agosto.

Géiseres que escupen agua hirviendo en columnas de hasta 12 metros de altura, volcanes vivos y en erupción, glaciares e icebergs que se desprenden y viajan delante de los ojos del turista hasta el mar, playas negras de lava, pero también playas blancas y paradisiacas dignas del Trópico pero en el Ártico y bajo algunos de los acantilados más altos de Europa, tierras que hierven y huelen a azufre, tierras heladas todo el año (el 11% del país es glaciar), paisajes lunares seguidos de colinas verdes y montañas amarillas, naranjas, moradas, y paisajes alpinos… Eso sería algo de lo que supone la brutal naturaleza de Islandia, el fin del fin del mundo habitado y preservado y una lección en sostenibilidad. Porque sí, Islandia, un país que es algo mayor que Andalucía, donde viven 350.000 personas y hay más ovejas que personas (ganan en unas 100.000 cabezas), después de caer en bancarrota en 2008, se ha replanteado la forma de mirar al mundo de una forma absolutamente lógica, ecologista, igualitaria y sostenible.

Para empezar, cuando el sistema financiero se derrumbó con la crisis de Lehman Brothers, los pobladores de esa tierra de vikingos lo tuvieron claro y exigieron a sus gobernantes que lo primero a salvar eran las personas. Lo importante era lo social y, a pesar de todo, de la bancarrota, de los elementos (un clima duro, de hielo y con apenas sol durante más de nueve meses al año, hoy –esa isla pegada a Groenlandia– es un ejemplo a copiar en bienestar social. Sí, sin sol y lejos de todo, han puesto luz en muchos temas. He aquí algunos ejemplos prácticos y de diversa índole:

Igualdad. Islandia se convirtió hace años en el primer país del mundo en el que las empresas públicas y privadas deben demostrar que ofrecen los mismos salarios a hombres y mujeres en empleos de la misma categoría. Desde 2018 se requiere que tanto compañías como instituciones con 25 o más empleados obtengan un certificado de igualdad salarial que demuestre que pagan lo mismo a su plantilla en roles similares. En el día a día el turista no percibe esas normas, pero sí puede ver en los locales de sus principales ciudades invitaciones a no entrar si el paseante es homófobo, sexista, machista o racista. Son carteles que cada comercio o tienda diseña, cada cual a su manera, pero están por todas partes.

La Tierra y el Medioambiente se tratan en Islandia como una cuestión educacional. Foto: Miguel García Gil.

Calles e iglesias con el arcoíris. Más igualdad. En sus principales pueblos (la categoría de ciudad cuesta ponérsela cuando sus habitantes no llegan al millar) es frecuente encontrar que la calle principal saluda al urbanita con un asfalto teñido de los colores del arcoíris, un estupendo guiño de bienvenida para la comunidad que no comulga con la heteronormatividad. Pero no sólo el suelo es gay friendly, un sinnúmero de iglesias saluda a quien pasee por esas frías tierras árticas con la bandera de colores. Otro aspecto resuelto en cuanto a género y sexo son los baños, que, a excepción de los espacios institucionales, son unisex. Lo único que se pide es limpieza y respetar el espacio para la próxima persona que necesite utilizarlos.

Carteles en vez de papeleras. Y para que las cosas luzcan brillantes y sin suciedad, la implicación de la ciudadanía. En los cientos de parques naturales o espectaculares rincones que ofrece la isla para contemplar su bestial naturaleza, no suele haber papeleras. En su lugar ponen carteles informativos en los que recuerdan a quien ponga el pie por sus tierras que “si has llevado hasta allí un envoltorio de un bocata, te lo lleves a tu casa”. Ese mismo anuncio también se encuentra en los baños públicos de esos parajes. La lógica es aplastante, cuanto menos se ensucien los baños, más fácil será mantenerlos.

Más papel, menos plástico. Tampoco hace falta estudiar la legislación del país para percibir que el plástico está castigado. Reina el papel. En las tiendas, las bolsas son de papel. Por si fuera poco, está prevista una ley para este otoño que también acabe con ellas. Cuando compre, el consumidor tendrá que llevar la bolsa puesta de casa o cargar –en sus bracitos– con los artículos que adquiera. Y cuando el café o la comida sean para llevar, la opción es siempre con materiales biodegradables. Mentalidad: cero desperdicio.

Limitación al turismo. Otra gran lección: el turismo, uno de los grandes potenciales de su economía, dada su proverbial naturaleza. El país, que recibe dos millones de visitantes al año, especialmente en los tres meses de verano, es consciente del maná que suponen esos foráneos, pero antes que la bolsa y lo mucho que reportan, prima su tierra. Para preservar su belleza andan ya pensando cómo limitar el número de personas que llegan a su lejana isla. Y para que el tema no lo decida el dinero que aportan al ya carísimo destino, la solución podría ser sortear cupos.

Prácticamente el 100% de su electricidad proviene de fuentes de energía sostenibles y no contaminantes. Foto: Miguel García Gil.

Energía limpia. Sí al eléctrico y a otros modos, pero siempre limpios y renovables. La isla ártica, que registra el mayor consumo de electricidad per cápita del mundo, es uno de los sitios que menos contaminan. Porque sí, consumen, necesitan iluminar sus hogares durante esos largos meses en los que apenas sale el sol y la tierra se hiela, pero prácticamente el 100% de su electricidad proviene de fuentes de energía sostenibles y no contaminantes. Por si fuera poco, 9 de cada 10 casas se calientan con energía geotérmica, la misma que abastece a la industria. Donde todavía se ve un gran consumo de energía de combustibles fósiles es en el parque móvil, que cada vez opta más por el eléctrico. En sus pequeñas ciudades, la mayoría de las gasolineras cuentan con la opción de enchufe eléctrico.

El clima, la tierra como una cuestión educacional. ¿Y qué mejor forma de hacer adeptos y amantes al terruño que implicar a sus futuros habitantes desde la escuela? Resulta entrañable leer parte de los carteles del país que instruyen sobre sus parques naturales. Muchos están escritos por jóvenes estudiantes de primaria, guiados por ecologistas y expertos medioambientales. Y por supuesto, están sus créditos. Al final de todas esas leyendas que versan sobre la flora y fauna del país se lee: “Esta información fue elaborada por el grupo de alumnos del colegio X, que se llamaban Zutanito, Meganita y Pascualín (en vikingo, claro). También reportan cómo van reduciéndose los glaciares.

A poca velocidad. En ningún lugar de la isla se puede pasar de 90 kilómetros por hora. Para empezar, porque el trazado de las carreteras no permite más. Ese espacio del Ártico se recorre por medio de una carretera de circunvalación de dos carriles, uno de ida y otro de vuelta. No hay más, bueno sí, una serie de carreteras sólo abiertas en verano que sólo pueden recorrerse en todo-terreno. ¿Para qué, podrían preguntarse, si apenas hay circulación? Y no hay duda, esa forma tranquila de pensar se traduce en una conducción más segura, más limpia.

¿Para qué más prisas en un país pragmático que dice que ellos suplen la falta de luz del invierno haciendo que el verano esté en el interior de sus casas?

Uno de los paisajes helados de Islandia. Foto: Miguel García Gil.

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El viaje más largo del mundo, el viaje que cambió la Historia.

 

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Cría sostenible de pescado en los Esteros del Guadalquivir.

 

Leandro y sus hermanos, los lobos y 1.200 ovejas

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Comentarios

  • Ana Bustamante Gonzalez

    Por Ana Bustamante Gonzalez, el 31 agosto 2021

    Precioso artículo de una viajera con los ojos bien abiertos ante lo que de verdad importa, la cultura y las gentes de los lugares que visita.

    • Lula Gómez

      Por Lula Gómez, el 01 septiembre 2021

      Gracias, Ana. Y sí, qué importante viajar con los ojos abiertos para siempre aprender.

  • Ricardo Toribio

    Por Ricardo Toribio, el 31 agosto 2021

    Querida Lula, te saludo desde el caribe antillano, siempre he recibido noticia de ese gran pais que es Islandia y me han inspirado sus reformas hoy cuando lei el encabezado de tu articulo me dije , pintare a Islandia así como me la imagino, y ahí comencé a leer tu mirada y esta ha sido tan atenta y exploradora; desvelando un lugar de inspiración. Buena suerte siempre Lula querida alegría en ♥

  • Beatriz

    Por Beatriz, el 31 agosto 2021

    Próximamente viajaré a Islandia. Estoy recibiendo mucha información en lo referente sobre todo a sus paisajes, naturaleza..
    Echaba en falta aspectos de organización, cultura, sociales. Yeste artículo ha saciado en parte mi curiosidad. Me ha gustado mucho.
    Muchas gracias.

    • Lula Gómez

      Por Lula Gómez, el 01 septiembre 2021

      Islandia llena en tantas cosas. Y sí, también en esas interesantes lecciones. Gracias por el comentario.

  • Paco Camacho

    Por Paco Camacho, el 25 diciembre 2022

    Islandia es un país muy atractivo, pareciera que su posición geográfica sería una limitante para el desarrollo y han demostrado lo contrario.
    Por otra parte, el camino a la igualdad es la empatía, con personas, seres vivos y medio ambiente, parece que Islandia lo ha logrado.
    Gracias Lula por tu artículo y apoyar mi trabajo de investigación en empatía.

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