‘Ganaderas en Red’ con cabras y ovejas en peligro de extinción

Rebaño de cabras Blanca de Rasquera. Foto: Cristina de Llanos.

En nuestra serie mensual sobre razas autóctonas de ganado en peligro de extinción, hoy nos acercamos a ‘Ganaderas en Red’ un colectivo de pastoras que quieren dar visibilidad a las mujeres y a la ganadería extensiva– y a la Escuela de Pastores de Cataluña. Hablamos con Cristina de Llanos, que cuida un rebaño formado por 160 cabras Blanca de Rasquera y 40 ovejas Ripollesa, Aranesa y Xisqueta, cuatro razas autóctonas en peligro de extinción y cuya cría en extensivo, además del necesario respeto a estos animales, ayuda a desbrozar el monte como prevención ante incendios forestales.

Cristina de Llanos decidió estudiar un módulo de agricultura y ganadería ecológica y entrar en la Escuela de Pastores de Cataluña ( Escola de Pastors de Catalunya – web ) y ahí encontró su vocación. Como ella cuenta, tuvo la suerte de aprender con un pastor apasionado.

En 2019, el Ayuntamiento de Begues, un pueblo de 7.000 habitantes en el Bajo Llobregat, provincia de Barcelona, donde vive Cristina, sacó un concurso para desbrozar el monte como prevención ante incendios forestales primando el uso de ganado frente a maquinaria.

Cristina y su compañero Marc ganaron al concurso y se lanzaron a tener su propio rebaño. “Decidimos tener razas autóctonas porque al pastorear bosques y rieras están adaptadas al clima y a la vegetación en Cataluña”, explica Cristina.

Su rebaño está formado por 160 cabras Blanca de Rasquera y 40 ovejas Ripollesa, Aranesa y Xisqueta, cuatro razas autóctonas en peligro de extinción.

Las cabras y ovejas pastan en extensivo. El 95%  de lo que comen es del bosque y sólo les alimentan con avena y guisantes ecológicos cuando están criando. Los cabritos se alimentan de las madres y de ramas de encinas, y los corderos salen a pastorear con las madres desde las 3 semanas.

Al salir a pacer a bosques, matorrales, torrentes, rieras, páramos y veredas, los rebaños de cabras y ovejas disminuyen la vegetación de zonas con riesgo de incendios forestales. De esta forma, aumenta la biodiversidad de la zona. Es el silvopastoreo. Los rebaños comen las especies típicas de la zona como pino, roble, encina, algazul, aliaga, zarzaparrilla, brezo, romero, zarzamora, hiedra, genista, enebro, sabina, aladiernos, y, a la vez, abonan los suelos y esparcen las semillas.

El proyecto de Cristina y Marc es Remugabosc ( Bienvenidos | Remugabosc ) o ‘el que rumia el bosque’ y, como ellos mismos explican, “cerramos el ciclo, puesto que los animales comen masa forestal potencialmente incendiable, transformando especies vegetales en carne, leche, piel, lana y abono”. Además, al comer pastos naturales no es necesario cultivar y producir piensos y se evita el uso de pesticidas, fertilizantes y químicos. Les gusta decir que cuando comemos la carne de Remugabosc, estamos llevando a la mesa nuestros bosques.

La ganadería extensiva favorece la biodiversidad, ayuda a prevenir incendios forestales y reduce las enfermedades en el ganado. “Al estar adaptadas al clima y en extensivo no tenemos muchas enfermedades”, apunta Cristina.

El hecho de pacer y comer siempre en el exterior, y de no estar estabuladas y alimentarse dentro de un corral, contribuye a que tengan una buena salud y a no tener que medicar de manera preventiva ni sistemática, explica. Además, las cabras y ovejas solo crían una vez al año, con monta natural y sin hormonarlas, para no forzar su ciclo reproductivo.

Cristina y Marc venden directamente a particulares, de casa en casa por encargo, la carne de cabrito y corderos. “Con pandemia y sin pandemia lo hemos vendido todo, y cada vez hay más gente concienciada y nos compran por motivos medioambientales, por el trabajo que estamos haciendo y también por salud”, asegura la ganadera. “La reciprocidad que te dan los clientes de que les gusta la carne y les gusta el proyecto es muy gratificante”.

Cabras de la raza Blanca de Rasquera pastando por los alrededores de Begues. Foto Cristina de Llanos.

Cuatro razas autóctonas en peligro de extinción

La Cabra Blanca de Rasquera tiene su origen en las Ordenaciones Municipales de la Vila de Rasquera (Tarragona) del año 1573 y se distribuye sobre todo en las comarcas de las Tierras del Ebro. Las hembras reproductoras suelen vivir una media de 10 años, y los cabritos alcanzan entre 7 y 9 kilos entre los 30 y 45 días. El sistema de producción de esta raza es totalmente extensivo tradicional y de tipo individual o familiar.

La Oveja Ripollesa, también raza autóctona en peligro de extinción, procede de los Pirineos centrales y comarca del Ripollés de Girona. Esta raza se dedicaba antiguamente al sistema de la transhumancia de valles (invierno) a montaña (verano), que aún ahora algunos rebaños conservan.

La Oveja Xisqueta procede del Pallars Jussà y el Pallars Sobirà, ambas de los Pirineos de Lleida, y se caracteriza por mostrar una pigmentación negra en la punta de las orejas, alrededor de los ojos, labios y parte de las extremidades. Pasta en el Parque Nacional de Sant Maurici-Aigües Tortes. Y la Oveja Aranesa, que también es autóctona y está en peligro de extinción, debe su nombre al Valle de Arán.

Ganaderas en Red

Cristina pertenece a Ganaderas en Red (Ganaderas en Red) , un colectivo de mujeres pastoras que quieren dar visibilidad a las mujeres y a la ganadería extensiva. Cristina confiesa que es un mundo muy masculino, en el que en ocasiones no se confía en las mujeres y se menosprecia su trabajo; a través de este colectivo se fomenta la autoestima y se comparten consejos prácticos de remedios veterinarios y de trámites para desarrollar proyectos.

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Comentarios

  • José Manuel Morán Sánchez

    Por José Manuel Morán Sánchez, el 07 abril 2022

    Me encanta la naturaleza y los animales.

  • rafa tobajas calderon

    Por rafa tobajas calderon, el 09 abril 2022

    felicitarles por esta interesante información gracias

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