SOS por el burro majorero, todo un icono del campo canario

Un burro majorero. Foto: César-Javier Palacios

En nuestra serie mensual de razas ganaderas autóctonas en peligro de extinción en nuestro país vamos a conocer hoy al burro majorero, que debe su nombre a los habitantes de la isla de Fuerteventura, donde habita, y hace referencia a las cuevas o majos en las que vivían antaño. Vivaz, enérgico y resistente a las privaciones, representa todo un icono del trabajo y la vida en el campo canario.

Hace 30 años, los burros majoreros estaban en su esplendor, había más de 500 ejemplares, pero hoy su población ha descendido un 70% y sólo quedan 30 machos y 120 hembras.

Su presencia en Fuerteventura data de los primeros conquistadores que llegaron a las islas acompañados de estos burros originarios del noroeste de África; los animales se adaptaron perfectamente al clima cálido con lluvias escasas y a la orografía de la isla. Son vivaces, enérgicos y resistentes a las privaciones. Representan todo un icono del trabajo y la vida en el campo canario.

Burritos majoreros.

Se han empleado para el trabajo agrícola y para el transporte de personas y mercancías, pero la mecanización de los trabajos en el campo y el uso de maquinaria ha hecho que los burros majoreros dejen de criarse y ahora se encuentran en grave peligro de extinción

Debido al dramático descenso de la población, un grupo de ganaderos puso en marcha hace seis años SOO, la asociación para la conservación y fomento del burro majorero. Una de sus preocupaciones es mantener la máxima cantidad de diversidad genética, para que la raza siga siendo viable.

En 2013, el Gobierno de Canarias aprobó el Programa de Conservación de la raza asnal Majorera; la asociación SOO es la responsable del Libro Genealógico.

Desde la asociación están iniciando el programa genético, con ayuda de Gescan, un centro cualificado de genética animal, y la genetista Eva Muñoz, veterinaria que trabaja también con la cabra palmera.

Se ha perdido su funcionalidad

“Estamos estabilizando la población, hemos bajado en número históricamente y nos encontramos en un momento de estabilización, porque la gente que estaba interesada en tener burro majorero es la que queda, es la que le gusta tener animales, ya que toda la funcionalidad que tenía el burro se ha perdido”, explica José Luis García, de SOO. Una problemática –esa pérdida de funcionalidad– que ha afectado muy gravemente y en general a las poblaciones de burros en España, donde se ha pasado de casi un millón de asnos a mediados del siglo pasado a unas pocas decenas de miles en la actualidad.

Las crías permanecen con las madres hasta los seis meses de edad, y ahora el burro majorero se utiliza solo en romerías y para paseos turísticos; ya no se emplea en labores agrícolas. “Con la pérdida de la actividad de labranza se ha perdido el burro majorero; cada día hay menos labranza, y la que hay está mecanizada”, explica García.

En Fuerteventura quedan 25 criadores de burro majorero, todos hombres. Los burros están en semiextensivo, con patios grandes y alimentación de forraje y pienso, ya que no hay pastoreo. García explica que la subida de precios del grano les ha afectado “muchísimo”, “a los ganaderos les cuesta el doble alimentar a cada animal”.

Es una actividad lúdica y por afición de cada ganadero, que tiene entre dos y tres ejemplares. “Al ser lúdica y con pocos animales han podido mantener la actividad”, explica García para terminar, “pero la subida de precios le ha afectado muchísimo”.

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Comentarios

  • Aurelia Vera Rodriguez

    Por Aurelia Vera Rodriguez, el 24 octubre 2022

    Es importante conservar las especies animales, pero hay que plantearse también que muchas personas crían a estos animales por la subvención que dan y los tienen libres en los pueblos destruyendo la poca flora de la Isla. No hay control sobre las condiciones de estos animales. Dense una vueltita por Vallebrón y verán de lo que les hablo.

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